Cynthia Fabila
Monseñor Salvador Romero es considerado el mayor defensor de los derechos humanos en El Salvador; sacerdote, buen pastor y la voz más fuerte a favor de la paz cuando, en 1977, inició una sangrienta guerra civil en ese país en la que el gobierno y grupos paramilitares perpetraron matanzas. En ese momento, el ahora santo, fue el único en denunciarlas a través de sus homilías, principalmente.
No sólo en El Salvador se reconoce su labor como símbolo de justicia y paz, es uno de los diez mártires del siglo XX representados en la Abadía de Westminster, en Londres, y fue nominado al Premio Nobel de la Paz en 1979.
En muchos lugares se recuerdan sus andanzas, sus mensajes y su labor pastoral, aunque su vida sacerdotal es- tuvo rodeada en conflictos bélicos, pues cuando estudiaba en Roma, se hallaba en el corazón de la Segunda Guerra Mundial (1939 a 1945) y al tomar posesión como Arzobispo de la arquidiócesis de San Salvador, cuando en ese país daba inicio la guerra civil.
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