El nuevo documento vaticano emanado del Dicasterio para la Doctrina de la Fe por instrucciones del Papa Francisco es directo y contundente sobre la postura de la Iglesia Católica. Se trata de la declaración Dignitas infinita sobre la dignidad humana que dedica un apartado completo a la eutanasia y el suicidio asistido.
Tras denunciar que en la legislación que los permite se intenta manipular con el “concepto erróneo” de “muerte digna” (“death with dignity acts”), observa que está “muy extendida la idea de que la eutanasia o el suicidio asistido son compatibles con el respeto a la dignidad de la persona humana”.
Te recomendamos: ¿Cuál es la diferencia entre eutanasia y muerte digna?
“Frente a este hecho, hay que reafirmar con fuerza que el sufrimiento no hace perder al enfermo esa dignidad que le es intrínseca e inalienablemente propia”.
En cambio, sugiere que se convierta en una “oportunidad para reforzar los lazos de pertenencia mutua y tomar mayor conciencia de lo preciosa que es cada persona para el conjunto de la humanidad”.
De acuerdo con el texto, los cuidados paliativos y de alivio del dolor son válidos, pero nunca para apoyar el encarnizamiento terapéutico, ni mucho menos al punto de quitar la vida, so pretexto del sufrimiento. El mensaje es preciso y directo:
“No hay condiciones en ausencia de las cuales la vida humana deje de ser digna y pueda, por tanto, suprimirse”.
Ciertamente, agrega el documento, “la dignidad del enfermo, en condiciones críticas o terminales, exige que todos realicen los esfuerzos adecuados y necesarios para aliviar su sufrimiento mediante unos cuidados paliativos apropiados y evitando cualquier encarnizamiento terapéutico o intervención desproporcionada”.
“Estos cuidados responden al «constante deber de comprender las necesidades del enfermo: necesidad de asistencia, de alivio del dolor, necesidades emotivas, afectivas y espirituales. Pero tal esfuerzo es totalmente distinto, diferente, incluso contrario a la decisión de eliminar la propia vida o la de los demás bajo el peso del sufrimiento”.
Te recomendamos: ¿Por qué Dios permite la enfermedad?
“La vida humana, incluso en su condición dolorosa, es portadora de una dignidad que debe respetarse siempre, que no puede perderse y cuyo respeto permanece incondicional. En efecto, no hay condiciones en ausencia de las cuales la vida humana deje de ser digna y pueda, por tanto, suprimirse: “la vida tiene la misma dignidad y el mismo valor para todos y cada uno: el respeto de la vida del otro es el mismo que se debe a la propia existencia”.
Por estas razones, argumenta la declaración vaticana Dignitas infinita: “Ayudar al suicida a quitarse la vida es, por tanto, una ofensa objetiva contra la dignidad de la persona que lo pide, aunque con ello se cumpliese su deseo”.
E insiste:
“Debemos acompañar a la muerte, pero no provocar la muerte o ayudar cualquier forma de suicidio”. En contraste, “se debe privilegiar siempre el derecho al cuidado y al cuidado para todos, para que los más débiles, en particular los ancianos y los enfermos… ¡que nunca sean descartados”.
“La vida es un derecho, no la muerte, que debe ser acogida, no suministrada. Y este principio ético concierne a todos, no solo a los cristianos o a los creyentes». Como ya se ha dicho, la dignidad de cada persona, por débil o sufriente que sea, implica a la dignidad de todos.
Le aquí el Resumen de Dignitas infinita, nuevo documento de la Iglesia sobre la dignidad humana
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.