Esta madrugada, a la edad de 82 años, falleció el Cardenal Jaime Ortega Alamino, arzobispo emérito de La Habana, Cuba, quien fuera uno de los hombres clave en la relación actual entre el Vaticano y el gobierno comunista de su país.
Como arzobispo de La Habana, el cardenal Ortega recibió a dos pontífices: san Juan Pablo II, en 1998, convirtiéndose en el primer Papa en visitar la isla, y 17 años después, al Papa Francisco.
Su ejercicio pastoral destaca por su gran labor mediadora con el régimen comunista de los hermanos Castro, logrando lo que en su momento parecía imposible: la construcción de un nuevo seminario para la Iglesia cubana; también se le recordará por su intervención para la liberación de presos políticos y por haber sido puente en el diálogo entre los Estados Unidos y su país.
El arzobispo Juan de la Caridad García Rodríguez, actual arzobispo de La Habana, a través de un comunicado en el que dio a conocer el fallecimiento de su antecesor, aseguró: “(el Cardenal Jaime Ortega) permanecerá con nosotros, acompañándonos con el recuerdo de su amable sonrisa, su inteligencia clarividente y el testimonio de un sacerdocio entregado y en ocasiones sufrido”.
El Cardenal Jaime Ortega nació el 18 de octubre de 1936 en Hagüey Grande (Matanzas); recibió la ordenación episcopal en 1979, y ejerció su ministerio como obispo en tres diócesis cubanas. San Juan Pablo II lo nombró cardenal el 26 de noviembre de 1994.
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