La noticia de la inminente salida de Nicaragua del obispo auxiliar de Managua, Silvio Báez Ortega, ha corrido como ‘reguero de pólvora’, no sólo por las amenazas de muerte que ha sufrido en el último año, sino porque su traslado fue solicitado el propio Papa Francisco.
Este miércoles, en conferencia de prensa, el obispo Báez –quien estuvo acompañado por el cardenal Leopoldo Brenes– dio a conocer que el Santo Padre tomó la decisión hace unas semanas, luego de reunirse con él en Roma.
El Cardenal Brenes explicó que hace 15 días, aproximadamente, el Papa Francisco invitó a monseñor Silvio Báez a ir a Roma para mantener un diálogo con él, en audiencia privada, mismo que se celebró el jueves 4 de abril en el Palacio Apostólico del Vaticano.
Báez –quien ha sido uno de los mayores críticos del gobierno de Daniel Ortega– aclaró que él no pidió salir del país, sino que fue una decisión del Pontífice. “Quiero dejar claro que mi corazón ha estado aquí, en mi tierra, en mi patria, y en medio de mi pueblo, y mi corazón de pastor seguirá aquí, en Nicaragua”, dijo.
Durante la conferencia, Silvio Báez confirmó que a mediados del año pasado fue alertado por el Departamento de Política de la Embajada de Estados Unidos en Nicaragua de un plan para asesinarlo, a él y a la ex embajadora estadounidense, Laura Dogu. Explicó que además de ese plan, había recibido varias amenazas de muerte.
La crisis en el país centroamericano inició hace casi un año a raíz de una reforma al Sistema de Pensiones, pero se ha ido complicando con la violencia desatada por el régimen paramilitar, que ha dejado más de 600 muertes en las calles, más de 800 presos políticos y 1000 desaparecidos.
La Comisión Interamericana de Derechos Humanos y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos ha responsabilizado a Daniel Ortega de “asesinatos, ejecuciones extrajudiciales, malos tratos, posibles actos de tortura y detenciones arbitrarias cometidos en contra de la población mayoritariamente joven de Nicaragua”.
“En este momento experimento un gran dolor en mi corazón. El dolor de no poder estar físicamente en medio de mi amado pueblo nicaragüense”, aseguró el obispo Báez ante los medios de comunicación, y agregó que si bien ha aceptado y asumido con plena obediencia la decisión del Papa, esto ha hecho llorar su corazón.
Con información de Zenit
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