El piloto George Rusell dejó la competencia para acudir en ayuda de un rival.
Cuando se habla de la Fórmula 1 es imposible no relacionarlo con adrenalina, competencia, lucha de egos, celos, envidias y poderosas marcas que patrocinan este deporte de máxima velocidad.
Al ver todo el cúmulo de glamour, personalidades famosas, los más importantes medios de comunicación a nivel mundial, marcas de renombre dirigidas a un estatus de clase alta, es difícil pensar que en este deporte puedan suceder actos de bondad y obras de misericordia.
Pero en el Circuito de Silverstone, el tiempo se detuvo casi al inicio del Gran Premio de Gran Bretaña, cuando varios monoplazas se vieron involucrados en un choque que causó que autos sufrieran aparatosos daños y Guanyu Zhou, piloto chino de la escudería Alfa Romeo, saliera volando con su monoplaza, volcando y salpicando por todos lados partes del vehículo.
Fue hasta impactarse contra la malla ciclónica que protegía a los espectadores, que el auto destrozado del piloto chino se detuvo. Hasta ese momento, el incidente parecía fatal. Los pilotos que pudieron continuaron la carrera esquivando los objetos regados: pedacería de fierros retorcidos, metales y cuchillas.
Pero hubo uno que se detuvo y salió corriendo para ir en rescate del piloto chino, no le importó abandonar la carrera, se trata de George Russell, de la escudería Mercedes, quien salió de su monoplaza sin quitarse guantes ni casco. Fue al lugar donde se estrelló el piloto chino y estaba listo para intervenir.
Segundos después llegaron los equipos de rescate y Russell no se movió del lugar, con ello perdió la oportunidad de seguir compitiendo.
“Fue un accidente horrible”, dijo Russell a los periodistas días después. Sus declaraciones fueron retomadas por la cadena ESPN.
Russell accidentalmente le pegó al monoplaza de Guanyu Zhou y ello contribuyó a que perdiera el control, por ello pensó que su auto estaba averiado también. “(Salir) para mí fue una especie de reacción natural”, expresó el joven de 24 años.
Además, recordó que él mismo recibió ayuda de un compañero competidor en 2008.
“Para ser honesto, esto no ha pasado por mi proceso de pensamiento durante ninguno de estos incidentes, solo estoy pensando en eso ahora”.
“Rodé en 2008 y quedé atrapado debajo del kart y de hecho me estaba quemando el brazo porque el tubo de escape estaba atascado encima de mí y este otro piloto se detuvo para quitarme el kart”.
Varias lecciones nos dejó este incidente: Russell se comportó como todo un buen samaritano, mientras otros sólo vieron el incidente y lo pasaron de largo, él se preocupó por el otro en problemas.
Además, de la situación nadie salió herido, pese a lo aparatoso.
Y una vez más el “halo” que es una estructura montada en los monoplazas y donde van sujetos los asientos, que protege a los pilotos en Fórmula 1, volvió a cumplir su función, sin ello, el piloto chino podría haber muerto. Hoy debe de estar agradecido con Dios porque volvió a nacer.
Gracias Russell por ser un buen samaritano, gracias a los ingenieros que inventaron el “halo” y gracias a Dios que no permitió una fatalidad…
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