La sociedad mexicana no debe permitir que la trata de personas siga impune, ese es el llamado que la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) hace en un mensaje con motivo del Día Mundial de la Trata de Personas.
“Mientras la trata permanezca oculta, los traficantes continuarán actuando impunemente ¡Denunciemos la corrupción y la complicidad! Contribuyamos también a la conversión y a la rehabilitación de quienes son responsables de la trata de personas y quienes se benefician de ello”, dice el mensaje.
El texto está firmado por Monseñor Rogelio Cabrera López, presidente de la CEM; Monseñor Alfonso G. Miranda, secretario general de la CEM y Monseñor José Guadalupe Torres Campos, de la Dimensión Episcopal de Pastoral de la Movilidad Humana quienes recuerdan que, por su naturaleza, la Iglesia está llamada a “comprender el fenómeno y cómo opera para poder intervenir”.
“Oremos en este día por quienes sufren esta explotación que clama al cielo y preguntémonos: ¿Qué puedo hacer yo? ¿Qué me toca hacer a mí? Dios y la Santísima Virgen María acompañarán nuestros esfuerzos”, agrega el mensaje.
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En México, la trata de personas afecta principalmente a las mujeres quienes son el 85% de las víctimas, de acuerdo con el Diagnóstico sobre la situación de la trata de personas 2019 de la CNDH. Y del total de los casos, 70% es de explotación sexual. Además, 69% de los victimarios o tratantes son hombres, en su mayoría familiares o conocidos de las víctimas.
“Los tratantes son personas sin escrúpulos que pueden vivir muy cerca, conocidos o desconocidos, amigos y hasta familiares, siempre van a aprovechar la situación de vulnerabilidad de las aspiraciones económicas, emocionales, familiares o sociales de sus víctimas para lograr ‘engancharlas’. Utilizan el engaño y la manipulación aparentando amabilidad, ofrecen regalos, dinero, viajes o buenísimas oportunidades de empleo, o también empleando métodos como el sometimiento con violencia o el rapto”, explica la CEM en su mensaje.
En México, existen movimientos eclesiales que generan conciencia sobre la trata de personas, como la red Rahamim, compuesta por nueve congregaciones religiosas que acompañan a las mujeres en situación de prostitución. En sus documentos, la red ha descatado el papel que tienen los consumidores, hombres poco conscientes del daño que causan a las víctimas.
El Estado Mexicano se ha comprometido ante la comunidad internacional a combatir la trata de personas, “sin embargo, faltan acciones efectivas, que requieren de la colaboración y la coordinación de la sociedad civil, las iglesias, el sector empresarial y los medios de comunicación”, recuerda la CEM.
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