La liturgia cristiana ha adoptado dos instrumentos musicales desde hace varios siglos: los órganos y las campanas, los primeros ayudan a acompañar los cantos sacros durante las misas, y las segundas, se usan para llamar a misa y glorificar a Dios con sus toques que son considerados como plegarias.
Hay campanarios muy hermosos y famosos que tienen ricas historias, como la torre inclinada de Pisa hecha con mármol de carrara; el Campanile del Gioto, en Florencia; el de San Marcos, en Venecia, o el Torrazzo di Cremona con 112 metros de alto, hecha con ladrillo, y que es una de las más altas del mundo.
La campana más pesada de todas fue fundida en 1735 y pesa 202 toneladas, y se encuentra en el Kremlin en Moscú, fue mandada hacer por la Iglesia Ortodoxa.
De acuerdo con la tradición románica, los campanarios estaban separados de las iglesias, como se aprecia en los ejemplos que hemos dado.
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Hay un informe del año 561 de Gregorio de Tours sobre el uso de campanas para llamar a los fieles a misa, y en el siglo VIII, el papa Esteban II ordenó la construcción de un campanario con 3 campanas para la Basílica de San Pedro, en el Vaticano, y durante la Edad Media, se empezaron a construir campanarios de planta circular en la Basílica de San Apolinar Nuovo del siglo VII, y en la Basílica de San Apolinar in Classe, del siglo IX, ambas en Ravena, Italia.
Entre las iglesias más modestas, como las de los franciscanos, el campanario fue sustituido por una barda alta integrada a la fachada del templo a la cual se le conocía en Italia como Campanile a Vela, y en España, como Espadaña, y tenía los espacios vacíos para colocar en ellos campanas de poco peso.
Cuando los campanarios se unieron a la estructura de los templos se empezó a hablar de campanarios adosados, y estos podían ser uno o dos.
Las torres y campanarios, mientras más altos fueran, más se acercaban al anhelo de glorificar a Dios, por eso, el arte estuvo siempre al servicio de los templos.
No todas las torres de un templo necesariamente son campanarios, como ocurre en la moderna Basílica de la Sagrada Familia, en Barcelona, donde sus torres representan a los 12 apóstoles y la central a Cristo.
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En México prevaleció el gusto por hacer dos campanarios adosados a los templos, y algunos de ellos son verdaderas obras de arte y ejemplo de arquitectura, como es el caso de la Catedral Metropolitana de México.
Algunos campanarios han sustituido las campanas para llamar a misa por los carillones que tocan melodías, un conjunto de campanas afinadas en distintas tonalidades, y en algunos casos, aparecen marionetas que representan a los 12 apóstoles que salen de paseo al sonar ciertas horas, como ocurre en la catedral de Praga, o en la catedral de San Marcos en Tuxtla Gutiérrez, en Chiapas.
Hay una pequeña campana que no está en ningún campanario sino cerca de los altares, y es sonada al momento de la consagración. Esta, a pesar de su pequeñez, tiene el privilegio de anunciar el momento en el que Cristo se hace presente en el pan y el vino, en cada Eucaristía.
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