El próximo 19 de agosto el padre Luis Urriza, de la Diócesis de Beaumont, en el estado de Texas, Estados Unidos, estará celebrando sus 100 años de vida en compañía del obispo local, el clero diocesano y fieles de su parroquia, luego de haberse sobrepuesto al Covid-19, que lo mantuvo algunos días en el hospital.
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En entrevista para Aleteia, el padre Luis Urriza -de la Orden de los Agustinos- habló sobre su historia y lo mucho que le gusta mantenerse activo.
A sus casi 100 de edad ha sido testigo de numerosos desgracias -tanto en España con en Estados Unidos-: guerras, enfermedades, y de últimas la actual pandemia de Covid-19, que lo llevó a pasar algunos días en el hospital pese a ya tener sus dos dosis de la vacuna.
Asegura que su secreto para mantener la salud pese a lo que ocurra es simple: “Trabajar. Yo no paro. No hay tiempo qué perder”.
Tan sólo el año pasado celebró 187 Bautismos, 104 Primeras Comuniones y 84 Confirmaciones; además, confiesa todos los días, contó en la entrevista con el periodista Jesús V. Picón.
La mayoría de la población a la que atiende es latina.
“Muchos ahora me dicen: ‘Padre, usted me bautizó’. Me encontré con una señora que me dijo: “Padre, usted bautizó a mi hija, que ahora ya tiene 36 años”. También hay un sacerdote al que yo bauticé, y a todo el que encuentra por ahí le dice: ‘A mí me bautizó el padre Luis’”.
El sacerdote Luis Urriza nació en 1921 en Lerín, Navarra, España; y si bien era un chico sumamente “revoltoso”, a los 12 de edad ingresó al seminario, unos años antes de que comenzara la guerra civil española, a la que fueron enviados los seminaristas de mayor edad.
“Yo me quedé en puerta -dice-, y mientras ellos estaban en guerra, a mí me pusieron a dar clases en la escuela de niños que teníamos. Yo tenía 16 o 17 años, y enseñaba a niños pequeñitos en la escuela”.
A la edad de 27 o 28 años, fue enviado a la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, en Port Arthur, Texas, a fin de que sirviera como organista; sin embargo, para cuando llegó, otro sacerdote ya ocupaba ese lugar.
Arribó a Estados Unidos sin saber absolutamente nada del idioma inglés, pero pronto lo fue aprendiendo.
Fue entonces que el obispo le propuso ir a trabajar en Beaumont, Texas, una entidad que él ni siquiera sabía que existía; sin embargo, comenzó a investigar y encontró que había en la localidad entre 200 y 300 familias hispanas, pero faltaban Iglesias.
Así fue que llegó a Beaumont, y comenzó a trabajar arduamente, empezando por averiguar dónde estaban los hispanos.
Como no tenía iglesia, celebró las primeras Misas en una casa, con unas 15 o 20 familias hispanas. Posteriormente, con la ayuda del obispo local, logró comprar un terreno de 2.4 hectáreas.
Ahí comenzó a construir una iglesia, que con ayuda de los parroquianos llegó a tener un salón parroquial y una casa parroquial. “Al año siguiente me mandaron a otro lugar, y ya no disfruté la casa”, confiesa
Tras pasar por al menos tres ciudades más en Estados Unidos, en 1977 su superior lo llamó para decirle que lo necesitaba otra vez en Beaumont, así fue que volvió a la Parroquia de Cristo Rey, y desde entonces se encuentra al frente de ella.
Una vez superado el Covid, el padre Luis Urriza está a semanas de celebrar su siglo de vida, y lo hará con una Misa que presidirá el obispo de Beaumont, Reverendísimo David Leon Toups, en la que participará el clero diocesano, y posteriormente otra Misa con el pueblo.
Puedes leer su entrevista completa en Aleteia
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