Aquel 19 de septiembre, Karina Ocampo García sintió que el edificio en el que vivía cimbraba de tal manera que estaba segura de que iba a morir. “Es verdad eso que dicen de que toda tu vida pasa por tu cabeza.
Me resigné y le pedí a Dios: ‘Cuídame, que no me duela y que pase rápido’”, recuerda en entrevista con Desde la fe.
Segundos antes había comenzado el fuerte sismo de 7.1 grados en el que -según las cifras oficiales- fallecieron 369 personas, y miles más resultaron heridas. Su primer impulso fue correr hacia la puerta. Sin embargo, en ese instante la imagen de san Jerónimo “salió volando”.
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“Mis papás -cuenta- son muy devotos de san Jerónimo, así que en la casa teníamos una imagen suya, en un nicho”. En el momento en que la imagen del santo salió como catapultado por el movimiento telúrico, su perrita, ‘Camila’, echó a correr hacia su cuarto.
Karina entonces cayó en cuenta de que ‘Camila’ también estaba en casa, así que comenzó a buscarla. “No me podía ir sin ella. Y decidí que no saldría”, dice con total seguridad.
En ese instante se escuchó un gran estruendo, provocado por la caída de la torre 1 del edificio ubicado en Rébsamen 241 (alcaldía Benito Juárez), y por el colapso de las escaleras del edificio y el primer piso de la torre 2, donde ella vivía junto a sus padres, que esa tarde no estaban en casa.
“Lo que pasó por mi mente fue que iba a morir. Es verdad eso que dicen de que toda tu vida pasa por tu cabeza. Me resigné y fue cuando le pedí a Dios: ‘cuídame, que no me duela y que pase rápido’”.
Cuando pasó el temblor, abrió la puerta y comprendió la magnitud de lo que había sucedido:
“Las escaleras ya no estaban, y en su lugar sólo había un hoyo. Una vecina del mismo piso en el que yo estaba falleció al intentar bajar las escaleras”.
Si Karina también hubiera bajado al primer impulso, con toda seguridad habría fallecido bajo los escombros.
El edificio en el que se encontraba no había terminado de colapsar, pero pendía prácticamente de un hilo. Karina sigue convencida de que lo que ocurrió con aquella imagen de san Jerónimo fue una señal que le salvó la vida.
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“Fue muy claro ese momento en el que vi volar a san Jerónimo. Muchas cosas volaron, pero yo lo vi especialmente a él, y fue cuando decidí no salir del departamento. Me estaban diciendo que me quedara”.
Ahora, Karina está casada y es madre de una pequeña de nombre Jimena. Aquel día, su familia lo perdió todo: muebles, ropa, objetos personales e incluso las fotografías que plasmaban los recuerdos de tantos años de matrimonio de sus padres.
“Después del sismo recibimos mucha ayuda emocional e incluso económica porque nos quedamos sin nada. Mis papás no pudieron bajar prácticamente nada: ni muebles, ni ropa, ni nada”.
El sismo del 19 de septiembre es un recuerdo triste en la vida de la familia Ocampo García, pero al mismo tiempo es un recuerdo de aquel ‘mensaje’ de san Jerónimo que salvó la vida de Karina.
“Hay algo que mi mamá siempre me dice: ‘Yo prefiero perder todo eso y que tú sigas aquí conmigo’”.
Diez días después del sismo, los padres de Karina pudieron subir brevemente al departamento por medio de una grúa de Protección Civil. Pocas cosas pudieron rescatar, pero entre ellas había una especialmente valiosa para la familia:
“Hallaron la imagen de san Jerónimo, la recogieron y aún la tienen en casa”.
Han pasado cinco años de aquel 19 de septiembre, y Karina sigue convencida de que ese instante en el que la imagen salió volando, no fue una simple coincidencia.
“Ahora sé que tengo una misión aquí, algo que no había cumplido en ese momento, y por eso Dios me dijo: ‘¡Espera, todavía no!’”.
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