La Asamblea Arquidiocesana que impulsa el Arzobispo Primado, Cardenal Carlos Aguiar Retes, y que se realizará del 12 al 19 de mayo de 2024, tiene como propósito fundamental impulsar y renovar la Iglesia en el territorio de la Arquidiócesis Primada de México, aseguró monseñor Héctor Mario Pérez Villarreal.
Al ofrecer la Primera Capacitación rumbo a la Asamblea Arquidiocesana, el Obispo Auxiliar de la Arquidiócesis de México subrayó que todo el proyecto para renovar la Iglesia parte de hacernos una autocrítica y preguntarnos si como católicos hemos sido fieles a nuestra vocación de ser “Signos de Salvación” o “nos estamos quedando estancados”, sin cumplir con el mandato de Nuestro Señor Jesús.
“Esto es lo que el Arzobispo está queriendo impulsar, una renovación eclesial impulsada por la misión, que la misión transforme nuestras maneras de ser, que la misión impulse sin duda los cambios que tenemos que hacer” para fortalecer la labor de evangelización en las parroquias.
Durante el curso, monseñor Pérez Villarreal subrayó que es fundamental que en los trabajos que se realizarán durante la Asamblea Arquidiocesana, quede claro que para revitalizar la labor de evangelización en las parroquias el centro de todas las acciones que se realicen es Jesús.
“Nosotros no somos el centro, el centro es Jesús y Jesús quiere salir. Por ello, debemos cambiar nuestros horarios, nuestras actitudes, nuestras maneras de evangelizar por la misión. Es lo que nos está pidiendo el Papa Francisco y junto con el Papa, el Arzobispo. Así, debemos pensar ¿Qué se está proponiendo para realizar todo esto? ¿Qué se debe hacer para lograr esta renovación?”, comentó.
El Obispo Auxiliar señaló que todos los católicos tenemos una vocación y esta es ser “una Iglesia en camino”, en donde nuestra presencia más importante es ”ser Sacramento Universal de Salvación”, por lo que la Asamblea Arquidiocesana será un momento fundamental para operar los cambios que permitan renovar la Iglesia para cumplir con este objetivo.
“Vamos a hacer la Asamblea Arquidiocesana y en la Asamblea Arquidiocesana vamos a hacernos la pregunta: ¿Qué tenemos que cambiar? Y si nuestro corazón va a seguir diciendo ‘no cambies nada porque entonces me van a comprometer a…’, es que no hemos comprendido nuestra vocación”, indicó.
“La pregunta es”, reflexionó monseñor Héctor Mario durante su plática, “¿la Iglesia, la comunidad parroquial, qué le dicen a su barrio, qué le dicen a la ciudad? ¿Qué les dice nuestra manera de amarnos, nuestra manera de evangelizar? ¿Qué le dice nuestra Eucaristía cuando la celebramos, es en verdad signo de esperanza o ya a la mayoría simplemente no nos dice nada?”.
Esta preocupación, indicó el Obispo Auxiliar, parte del hecho de que en algunos espacios el Signo de Jesús Eucaristía a dejar de significar algo para la población y una muestra de ello se apreció cuando durante la Visita Pastoral al ir los mercados públicos algunos locatarios no aceptaban que se bendijeran sus locales.
“El Signo deja de significar y eso es terrible. Esa es una misión nuestra, hacer que la misión de Cristo realmente se experimente como Salvación, porque en el fondo la pregunta no es una cuestión de mercadotecnia, ‘tenemos que tener una Iglesia que se venda más’, no, no”, aseveró.
En este tenor, aseguró a los participante en la capacitación, los católicos tenemos el signo más poderoso que se pueden imaginar, que es el signo de Dios muriendo por amor por nosotros, el signo de la cruz, es Dios que nos ama hasta el extremo de morir por nosotros, por lo que es fundamente preguntarse si son fieles a esta misión o se están acobardando y encerrando “en los templos, rezando nuestro rosario pero con miedo a salir a rezarlo afuera”.
“La pregunta es, ¿en mi parroquia estamos siendo fieles a este signo o es solamente ya un cuadro o una imagen que no nos dice nada? ¿Estamos llevando este amor del crucificado a todas las calles que pertenecen a nuestra parroquia? ¿Salimos con orgullo, con enjundia, con alegría, con gozo, con valentía, a las calles para que el amor de Cristo sea experimentado, para que el amor de Cristo sea realmente ese signo de salvación que quiere ser?”, cuestionó.
“Este”, concluyó monseñor Pérez Villarreal, “es un signo de que tenemos que renovarnos, no es algo nuevo. Cristo nos envió a la misión desde hace 2000 años, lo que el Arzobispo y toda esta renovación quieren hacer no es inventar una nueva misión, sino renovar aquella misión que trajo a los misioneros hace 500 años”.
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