Este domingo se lee en Misa el Evangelio según San Marcos 7, 31-37. Este es un análisis sobre el significado de este pasaje de la Biblia.
En esta ocasión nos plantearemos tres preguntas a resolver. En primer lugar ¿Cuál es el significado de las regiones visitadas por Jesús y sus discípulos? En segundo lugar ¿Cuál es el sentido de los signos usados por Jesús para sanar al sordo? Y en tercer lugar ¿Cuál era la finalidad de Jesús al prohibir que se divulgaran los hechos?
El relato de la sanación del sordo que leemos el día de hoy nos menciona las regiones de Tiro y Sidón. Estas eran dos famosas ciudades pertenecientes a la cultura fenicia. Ambas están relacionadas con el relato inmediatamente anterior donde Jesús libró a la hija de una mujer sirofenicia (Mc 7,24-30).
Un acento muy importante del pasaje de la sanación de la hija es resaltar la fe sorpresivamente grande de los paganos. El destino de Jesús era el mar de Galilea, también llamado por los judíos como Lago de Genesaret. En torno al lago había realizado, Nuestro Señor Jesucristo, gran parte de su ministerio ya que en sus riberas se encuentran varias de las ciudades: Cafarnaum, Magdala, Caná, etc.
Ahora bien, la región sudoccidental del Lago de Genesaret estaba habitada principalmente por paganos, los cuales se asentaban en diez ciudades, esta era la región conocida como Decápolis. Los judíos solían visitar dichas ciudades por motivos de trabajo, pero para el evangelista parece tener un valor simbólico. Este consistiría en hacer paralelismo con las regiones paganas de Tiro y Sidón, recalcando que en asuntos de fe los paganos estaban igualmente dispuestos que los judíos para recibir los beneficios de Jesús de Nazaret. Pasemos ahora a los signos usados por Jesús para sanar al sordomudo.
El conjunto de signos consiste en dos acciones y una palabra: metió los dedos en los oídos, puso saliva en la lengua y le dijo “ábrete”. Jesús toca las zonas afectadas por la enfermedad, oídos y lengua. Por la palabra que usa no parece suponer que exorcizara, más bien parece llevar a término lo que por alguna causa desconocida aún no se realizaba en la creación de este hombre.
Este gesto se parece al de Jesús para sanar al ciego de nacimiento que se narra en el Evangelio de San Juan (Jn 9,6-7): El Señor hizo un poco de barro con su propia saliva, lo untó en el hombre ciego de nacimiento y lo envió a lavarse. Una vez cumplida la acción el hombre pudo ver. Jesús explicó en aquella ocasión que la ceguera no era fruto de pecado sino ocasión para manifestar la gloria de Dios.
No cabe duda que en el pasaje de San Juan es un signo creacional y revelador. Así pues, en este pasaje podemos pensar que tiene un significado semejante. Jesús prepara al pagano para escuchar la revelación. Esto nos lleva a la tercera pregunta. A lo largo de todo el Evangelio de San Marcos se vive el conflicto de saber quién era Jesús. Él es el mesías y el Hijo de Dios, pero no tocaba a los demonios, ni a los paganos, ni siquiera a los judíos revelarlo. Es Dios quien lo dio a conocer por medio de su mismo hijo Jesús.
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