Por Mariana Cepeda Carrera
No hace falta ir muy lejos para conocer la problemática de la contaminación, para leer los signos de alarma que nuestro planeta, y en especial nuestro país, nos está dando.
Podemos ver basura en las calles, en los mares, en los bosques; el aire contaminado en los días de contingencia ambiental, donde nos aconsejan no salir a hacer actividades al aire libre; el agua contaminada, la falta de medios para el reciclaje, etc.
Hoy les quiero compartir mi experiencia cuando visité la comunidad del Bordo de Xochiaca, uno de los basureros más grandes de América Latina, también conocido como el “Basurero de Neza”.
En el recorrido por la comunidad y por el basurero, conocí a un señor de 90 años. Él trabajaba en la separación de alimentos que encontraba, para ver si podía rescatar algo para él; a nuestro alrededor se veían 12 montañas enormes de comida en diferentes etapas de descomposición. El señor tenía un gran espíritu de juventud y nos contaba de su vida con mucha alegría.
Luego nos fuimos al botadero, que es donde los pepenadores se encuentran y caminan buscando diferentes materiales, como plásticos, botecitos de yogurts, cuadernos, botellas de vidrio, latas de aluminio, entre otras cosas. En ese lugar conocí a Mariana, ella nos enseñó los tipos de plástico que les compraban, y me sorprendió mucho que no todos los plásticos, que le ayudábamos a buscar entre la montaña de basura, le servían, porque no todo el plástico se puede reciclar. Mariana estaba feliz de estar acompañada, explicándonos qué plásticos eran útiles.
En el recorrido de regreso a la comunidad, me encontré a dos amigos: Marcos y Javier, este último conocido como “El fierro”. Ellos son dos chavos que trabajan como pepenadores; me impresionó el orden y la responsabilidad que tienen en la comunidad para respetarse a pesar de vivir en un basurero.
No hay palabras para describir todo lo que puedes conocer de nuestro México en una sola visita de dos horas, donde a pesar de la pobreza extrema, la gente es alegre y está apasionada por buscar su razón de vivir. Es impresionante ver a la gente y sentir que hay algo que nos conecta más allá de las diferencias o circunstancias que nos tocó vivir.
Tal vez creemos que no podemos hacer mucho por el medio ambiente, pero como dice el Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si’: “Es muy noble asumir el deber de cuidar la creación con pequeñas acciones cotidianas, y es maravilloso que la educación sea capaz de motivarlas hasta conformar un estilo de vida.”
Los invito a reflexionar en familia: ¿Qué podemos hacer con tanta basura? ¿Qué podemos crear? Y también a pensar: ¿Cuáles son esas pequeñas decisiones que puedo cambiar en mí día a día para contribuir a que haya menos contaminación?
Algunas pequeñas acciones cotidianas que se pueden realizar son:
“En la familia se cultivan los primeros hábitos de amor y cuidado de la vida, como por ejemplo, el uso correcto de las cosas, el orden y la limpieza, el respeto al ecosistema local y la protección de todos los seres creados” (Papa Francisco en su Encíclica Laudato Si’).
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.