San Pío de Pietrelcina, el sacerdote de los estigmas.
Como en vida tenía fama de santidad, fue muy fotografiado, y se ha escrito mucho sobre él, probablemente ya lo conoces, pero hay doce cosas muy interesantes que tal vez no sabes sobre el padre Pío de Pietrelcina:
Nació el 25 de mayo de 1887 en Pietrelcina, Italia, y le pusieron Francesco, nombre de un hermanito suyo que nació un año antes que él y murió.
Durante cuarenta años tuvo en manos, pies y costado, heridas como las de Jesús, de las que brotaba sangre que olía a flores. Las cubría con guantes porque no le gustaba mostrarlas. Le dolían mucho; no cicatrizaban, pero nunca se infectaron.
Acudían multitudes a confesarse con él. Pasaba en promedio dieciséis horas diarias confesando. Conocía los pecados de la gente antes de que ésta los confesara.
Supo quiénes serían los siguientes Papas, incluyendo a san Juan Pablo II.
De noche se oían en su celda ruidos espeluznantes, gritos, golpes que aterraban a los otros frailes. Al final quedaba físicamente maltrecho, pero espiritualmente victorioso.
Platicaba con él y le pedía ayuda. Por ejemplo, cuando un amigo, queriendo asegurar que si alguien interceptaba su carta, no la entendiera, le escribió en griego al padre, éste pidió a su Ángel la tradujera.
Solían aparecérsele almas que pedían Misas para salir del Purgatorio. Les preguntaba datos sobre su muerte, comprobaba su veracidad, e intercedía por ellas ante Jesús.
María se le aparecía. Él llevaba siempre un Rosario que consideraba la mejor arma contra el mal. Animaba a todos a rezarlo. Rezaba diario alrededor de cuarenta Rosarios.
En una ocasión, se presentó en una casa a auxiliar a un moribundo, y luego se comprobó que a esa misma hora estaba en el convento.
Con esfuerzo y donativos, mandó edificar la “Casa Sollievo della Sofferenza” (Casa Alivio del Sufrimiento), para dar atención médica y espiritual a enfermos pobres.
Hoy en día hay millones de estos grupos en todo el mundo. Sus miembros se comprometen a orar, a hacer buenas obras y a amar a la Iglesia, y tienen presente este lema del padre: ‘Ora, espera y no te preocupes’.
Casi no dormía; a veces su único alimento era la Eucaristía. Durante sus éxtasis quedaba como muerto; y su temperatura subía tanto que rompía el termómetro. Llegó a tener más de 48 grados.
El padre Pío murió en san Giovanni Rotondo, el 23 de septiembre de 1968. Su cuerpo está en una urna de cristal, y luce como si estuviera dormido. Fue canonizado en 2002.
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