Ese día recordamos que Dios nos envió al Espíritu Santo para estar siempre con nosotros y ayudarnos. Diseño: Arquidiócesis de Buenos Aires
Cada año, cincuenta días después de la Pascua, los católicos celebramos la fiesta de Pentecostés. Es una ocasión que nos recuerda cómo el Espíritu Santo vino al mundo como un regalo de Dios, para estar siempre presente en nuestras vidas. Aunque puede parecer un tema un poco complicado para que los niños lo entiendan, es posible explicarlo de forma sencilla para que ellos puedan comprenderlo.
El padre Luis Alfredo Antúnez Silva, director de la Pastoral Infantil de la Arquidiócesis de México, compartió algunas claves para ayudar a papás y catequistas a explicar a los más pequeños el significado de esta celebración, que es una parte fundamental de la fe cristiana: la presencia viva del Espíritu Santo en sus vidas.
“La historia de Pentecostés comienza después de que Jesús subió al cielo (Ascensión), sus amigos, los discípulos, estaban tristes y un poco asustados. Pero Jesús les había prometido que no estarían solos, que el Espíritu Santo vendría a acompañarlos”, narra el padre.
“Un día, mientras estaban todos reunidos, ocurrió algo sorprendente: se escuchó un gran ruido, como un viento fuerte, y sobre sus cabezas aparecieron unas llamas de fuego. ¡Era el Espíritu Santo que llegaba a sus vidas!”
Detalla que “desde ese momento, los discípulos ya no tuvieron miedo. Se llenaron de alegría y valentía para hablar de Jesús a todas las personas. Así nació la gran familia de la Iglesia”.
Según explicó el padre Antúnez, una manera sencilla de presentar esta figura a los niños es compararla con un amigo fiel que nunca los abandona.
“Imagina que tienes un amigo invisible que siempre está contigo, te ayuda a tomar buenas decisiones, te consuela cuando estás triste y te da fuerzas cuando estás cansado. ¡Ese es el Espíritu Santo!”, detalló.
“También puedes pensar en Él como un GPS que te guía por el mejor camino, o como un viento suave que te empuja hacia adelante cuando quieres seguir a Jesús”.
Esta fiesta es mucho más que una conmemoración. Para los católicos representa el inicio de una nueva etapa: la formación de una comunidad unida por la fe. El padre Luis señala que Pentecostés ayuda a los niños a descubrir que todos los que creen en Jesús forman parte de una gran familia, guiada por el amor y el mismo Espíritu Santo.
“Además, es una oportunidad para enseñarles que la fe no es algo lejano, sino una experiencia viva que los acompaña en cada momento. El Espíritu Santo inspira, guía, fortalece, y da luz para tomar buenas decisiones”.
El padre Luis recomienda estas ideas:
Finalmente, el padre Antúnez recuerda que Pentecostés nos habla de misión. Así como los discípulos recibieron el impulso para compartir el mensaje de Jesús, también los niños pueden sentirse enviados a transmitir alegría, bondad y fe a su alrededor.
Cabe destacar que desde la Pastoral Infantil se ofrecen recursos, catequesis, celebraciones y materiales que apoyan a las familias y a niños en su crecimiento espiritual. “Porque Pentecostés no es solo una fiesta del calendario, sino una oportunidad para descubrir que el Espíritu Santo está vivo y activo en la vida de cada niño”, finaliza el sacerdote.
Aquí puedes encontrar recursos para explicar a los niños esta importante fiesta: Pastoral Infantil Arquidiócesis de México
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