“Si de alguien se puede aprender a ser papá, es de San José, aquel hombre que, sin pedir evidencia alguna de lo que se le decía, confió en que María estaba embarazada por obra y gracia del Espíritu Santo; la aceptó como su esposa y, además, dentro de su silencio, educó con mucho amor a Jesús”, señala Marco Antonio Lome, conferencista, escritor y maestro en Ciencias de la Familia, quien destaca que el padre tiene mucho que aportar en la educación de los hijos.
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Marco Antonio Lome señala que la primera enseñanza que el padre puede ofrecer a los hijos es la de ser un buen esposo, como lo fue san José con María, “ya que el modelo de amor hacia la mujer que los hijos adoptan, es el que ven en la figura paterna: la manera en que el padre ama y trata a su esposa”.
Asimismo -señala-, en la manera de tratar a la esposa, el hombre enseña a la hija cómo debe ser tratada, y al hijo cómo tratar a una esposa. Por ello, afirma que “para poder ser un buen padre, primero debe ser un buen esposo”.
El también Director del Instituto Juan Pablo II de Guadalajara explica que a ejemplo de San José, el hombre también puede convertirse en un modelo de fe.
“El Evangelio no reporta una sola palabra de san José; sin embargo, relata sus acciones, basadas todas en la fe, desde que atiende con obediencia lo que le es revelado en los sueños”.
La obediencia para los padres -dice- comienza desde que asumen que los hijos son un don de Dios y que no sólo se trata de tenerlos. “Esto quiere decir que, junto a la madre, el padre debe darse a la tarea de participar en su educación”.
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San José también fue modelo de hombre trabajador -agrega-, pero sobre todo ejemplo de prudencia. “En nuestra sociedad, el varón es visto como proveedor, y de alguna manera esa ha sido su función; pero hoy más que nunca es necesario considerar que también es educador, entender que aún si llega fatigado al hogar, tiene que dedicar tiempo a la familia, jugar con los hijos pequeños y platicar con los mayorcitos. También en casa su presencia es importante, así que debe mediar los tiempos”.
Además de lo anterior -opina Marco Antonio Lome-, los papás de hoy deben aprender a dar muestras de afecto a sus hijos, ya que la enseñanza de la parte afectiva no corresponde sólo a la madre; “los hombres también tenemos afectos, así que lo natural es expresarlos, y de esta manera los hijos aprenderán a enfrentarse al mundo, a expresarse frente al mundo y a resolver problemas en el mundo. Los papás debemos aprender a dar abrazos y besos, a decir ‘Te amo’, a ser amorosos, tiernos y compasivos. Sólo así el mundo puede tener un rostro distinto”.
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