El señor Ricardo, de 72 años, es un hombre que lee todo lo que le llega a las manos, y está bien enterado de las noticias nacionales e internacionales; desde hace tres años está en cama, y sólo se levanta de vez en cuando con la ayuda de su esposa, de su hija Olga y de su bastón.
Olga es doctora, y dice que su papá está bien atendido; pero a veces le duele en el corazón un deseo que él tiene:“quiere… es más, anhela y espera poder ir a Nueva York para ver jugar a los Yankees, pues, además de la lectura, el beisbol es su gran pasión”.
Si bien es cierto que muchos adultos mayores experimentan cambios notables respecto las décadas anteriores, que han perdido habilidades físicas o carecen de una óptima salud mental, o que tienen importantes cambios en su estado de ánimo, es falso que ahora sean como “niños grandes”.
Si queremos contribuir a su bienestar, es necesario abandonar esta idea. Pensar así es querer creer que sus necesidades se limitan a la protección y los cuidados, dejando de lado que son personas con intereses y sueños propios, explican Liliana García de los Cobos, psicóloga e integrante de la Pastoral Familiar de la Arquidiócesis de México y Sarahi Elvira Franco, de la Fundación para el Bienestar del Adulto Mayor I.A.P
Si bien hay sueños difíciles de alcanzar -pero no imposibles-, hay otros para los que sólo les falta el incentivo psicológico, ese aliento que les permite fijarse metas y activarse. Como familia, es importante desprendernos de los mitos culturales respecto a la vejez, y afrontar con nuestros adultos mayores los desafíos por venir.
¡Ayudemos a motivarlos! Para lograrlo, nos dan algunas sugerencias:
Cuando las aplicamos vemos mayores beneficios de orden físico, psicológico y social en la persona.
Crear contextos positivos desde sus historias; es decir, hacerles ver que sus experiencias nos han enriquecido, y nos son útiles para la vida actual.
Hacerlos parte de las labores cotidianas o reparaciones que se realicen en el hogar, haciéndoles notar que su experiencia y consejos son valiosos.
Incluirlos en las soluciones de los inconvenientes que se presenten.
Motivarlos al uso de la tecnología y enseñarles a manejarla; su interés puede partir principalmente de su necesidad de comunicarse con amigos o familiares que aprecian.
Pedirles que nos enseñen alguna de sus habilidades, como el baile, el canto, o lo que les guste hacer.
Platicar sobre lo que les gustaría hacer a futuro, como ir a cenar, visitar algún lugar de la ciudad, etc.
Conversar con ellos sobre algo que les gustaría aprender o emprender; los planes crean sueños, y los sueños generan vida.
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