Como siempre sucede en todo proceso educativo, los niños aprenden más que nada del ejemplo de sus padres y adultos significativos, sin dejar de lado la enseñanza formal de acuerdo a su edad. ¿Qué tan bien han sido educados tus hijos en la fe?
Los niños miran, escuchan y perciben las situaciones de acuerdo a su temperamento y personalidad. Y de la misma manera demuestran lo que han aprendido, lo que han entendido y lo que les ha dejado huella.
Pero en la vivencia de la fe, que es el resultado de la educación catequética y familiar, no podemos juzgar sólo por lo que vemos en sus comportamientos del día a día.
Me explico: podemos suponer que el niño no pone atención en la Misa, o que no bendice los alimentos, o que no sabe rezar algunas oraciones y que por ello no está bien formado.
Pero estos detalles sólo indican que necesita de nuestra presencia y acompañamiento, pues como bien dice San Agustín , “La vida de los padres es el libro que leen los hijos”. Es muy importante que “vivan” junto con nosotros su fe.
Y por supuesto, necesitan de una catequesis para aprender de memoria los temas fundamentales y fundamentados de nuestra fe. ¡Pero mucho ojo! Hoy más que nunca necesitan aprender de manera dinámica y alegre lo que son, por ejemplo, los 10 Mandamientos de la ley de Dios.
Ya no podemos enseñar a periquitos que aprenden, pero no entienden, y por lo tanto no lo hacen vida. ¡Y cuánto necesitan nuestros niños conocer a Dios, que es Amor, y no un “cuenta errores y pecados” para castigarlos! Una vez que enseñemos a nuestros hijos ese retrato de DIOS AMOROSO, veremos poco a poco, expresiones y actitudes de que van siendo bien educados en la fe.
Aquí van cinco ideas que hay que observar en su crecimiento gradual, y que nos servirán como termómetro para saber si lo que hacemos y les enseñamos, bajo la guía Espíritu Santo, va dando frutos en su educación en la fe.
1. De acuerdo a su edad, ¿tu hijo sabe hacer la señal de la Cruz de manera pausada y respetuosa? Pregúntale en alguna ocasión si sabe lo que significa esto de persignarse. (Y ojo, ¿se lo puedes explicar?)
2. ¿Entiende la oración del Padre nuestro? ¿Sabe que es Jesús el que nos enseñó a orar? Hay que desglosar junto con él cada frase, es decir “escuchar”lo que el niño opina, para afirmar o mejorar el conocimiento de la oración que se hace desde el corazón. El diálogo afirma su relación, con los papás y con Dios.
3. ¿Hace preguntas sobre lo que aprendió en la catequesis?, ¿Pregunta algo sobre el Evangelio o la homilía de la misa en la que participaron juntos?, ¿Comenta cosas que no entiende?, ¿Tiene dudas? ¡Qué buena señal, te tiene confianza y está interesado en comprender para aprender!
4. ¿Les pide rezar alguna oración, ofrecer el día, bendecir los alimentos y dar las buenas noches invocando a María, o diciendo Dios te bendiga, por ejemplo? Hay que alentarlo a que él dirija la plegaria, aunque se equivoque. ¡Otra buena señal, porque demuestra su voluntad de acercarse a Nuestro Señor! Va entendiendo la necesidad de ser amigo cercano de Jesús y de la Virgen María. ¡Bravo!
5. Si le inquieta la duda de cómo ser mejor persona, hay que apoyarlo. Esto es un buen síntoma de que su educación en la fe va por buen camino. ¿Ha tenido la oportunidad de leer o de que le lean la vida de algún Santo? ¿ Han visto en familia películas de personajes ejemplares, de historias limpias sobre situaciones que han llevado a otros a ser mejores personas, o de Santos que son un gran ejemplo de superación personal?
Estas pocas ideas son sólo una muestra para interpelarnos sobre lo que se nota en un niño que va por buen camino en su educación en la fe. Ojalá se den el tiempo de observar y acompañar a sus hijos en el camino que los conduce a una madurez espiritual, que Dios mediante, lograrán!
Dulce María Fernández es ex directora de Cenyeliztli, A.C.
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