Conoce qué acciones pueden proteger a tus hijos de la violencia para que crezcan en un entorno positivo y saludable
La violencia, en todas sus formas, se ha convertido en la noticia principal y en la gran protagonista de nuestros días. Pero no sólo la que provoca el crimen organizado, que recluta, amenaza, extorsiona, asesina y siembra el miedo en poblaciones enteras; sino también la violencia que atraviesa a la sociedad, que se suscita en nuestras escuelas, comunidades, colonias y ciudades, disfrazada a veces de “justicia”, por no decir de ajusticiamientos; de “desagravio”, por no hablar de venganzas, o de “diversión”, para no usar el término corrosión social.
Y es con este tipo de violencia, ya bastante normalizada, con la que desafortunadamente se van familiarizando nuestros niños y jóvenes. Así se explican los videos que circulan en redes sociales con escenas de bullying, violencia física o verbal, y que en cuestión de minutos se vuelven virales, toda vez que el tema de la violencia está instalado en el gusto de la gente.
Resulta escalofriante ver a adolescentes, cegados por la ira, agrediendo sin piedad a otro u otra joven, mientras algunos testigos les incitan a continuar, y otros más, con total frialdad, graban lo que sucede para subirlo de inmediato a redes sociales y ganar muchos likes.
Nuestros pequeños, nuestros adolescentes y nuestros jóvenes están creciendo con la atención puesta menos en un pizarrón que en las redes sociales, videojuegos, series violentas, pornografía, canciones insanas y apología del consumo de sustancias nocivas. Todo lo anterior como una vía que los conduce a un hedonismo destructivo.
Ciertamente, el clima de violencia que vivimos, tiene que ver con una añeja negligencia gubernamental frente al crimen organizado; pero también con nosotros, los padres de familia, muchos también, en gran medida, magnetizados por las pantallas móviles, simples espectadores de reojo de lo que ocurre con nuestros hijos.
Si queremos un mejor país, si deseamos vivir en una cultura de la ‘no violencia’, es indispensable iniciar una transformación en nosotros mismos, para influir en nuestra familia de manera directa, y en nuestra sociedad de manera indirecta. Educar el corazón de nuestros hijos sembrando en ellos la semilla de la paz y la esperanza debe ser la tarea diaria de cada padre y madre que transmite con el ejemplo, con la palabra y con la vivencia de la fe. En definitiva, es desde nuestros hogares donde podemos construir la tan anhelada paz social.
1. Todos los días haz algo bueno por alguien
2. Di no a las groserías, apodos y empujones
3. No juzgues
4. No sientas lástima, hacerlo lastima
5. Si no tienes nada bueno que decir, no digas nada
1. Regala a tus hijos 10 minutos al día sin tecnología
2. Pregunta ¿qué pasó? Antes de juzgar
3. Haz de tu ejemplo, uno positivo
4. Firmeza sin violencia
5. Crea alianzas con los maestros de tus hijos
1. Hablo bien de mis alumnos
2. Soy congruente
3. No etiqueto
4. Dejo que mis alumnos expresen sus sentimientos sin descalificarlos
5. Empodero “una palabra puede crear ganadores”
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