Evangelio del día (Lucas 11, 14-23) En aquel tiempo, estaba Jesús echando un demonio que era mudo. Sucedió que, apenas salió el demonio, empezó a hablar el mudo. La multitud se quedó admirada, pero algunos de ellos dijeron: “Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo:
“Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues ustedes dicen que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, sus hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a ustedes. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama”.
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Sobre el Evangelio del día. Tenemos aquí uno de los pecados más terribles en los que se puede caer: atribuir al demonio las obras de Jesús. Es grave porque deja a la persona sin alternativas ni esperanza de salvación. Y a quienes lo oyen les envenena, porque les predispone contra Jesús. ¿Cómo van a querer acercarse a Él si creen que actúa de parte del demonio?
Este intento de desprestigiar lo que es de Dios, atribuyéndolo al demonio, sigue vigente en nuestros días. Muchos hermanos separados han sido enseñados que la Iglesia Católica es la ‘prostituta de Babilonia’ de la que habla el libro del Apocalipsis, y se lo han creído sin siquiera investigar. También creen muchas falsedades acerca de los católicos (como que no somos cristianos o que adoramos a María y otras mentiras por el estilo), y desgraciadamente no se han tomado la molestia de leer el Catecismo de la Iglesia Católica para averiguar qué es lo que realmente enseña la Iglesia. Descubrirían así que han creído muchas mentiras y han despreciado y atacado la Iglesia que Jesús fundó.
Decía el venerable Obispo Fulton Sheen, que hay millones de personas que odian a la Iglesia por lo que equivocadamente creen que es, y muy pocos que la odian por lo que en realidad enseña.
*Reflexión tomada del Curso sobre san Lucas de Alejandra Sosa, publicado en Ediciones 72.
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