En las últimas semanas, nos hemos enterado mediante las noticias y las redes sociales, de diversos hechos lamentables. El asesinato de una cajera durante un asalto, aún y cuando ya había entregado el dinero; la aparición de una camioneta con una veintena de cuerpos de personas asesinadas presumiblemente por control de territorio; el asesinato de un joven al ser asaltado en la calle; unas semanas atrás, la dolorosa muerte de un niño que se resistió al parecer a ser levantado; por mencionar los casos más sonados.
Estos casos nos golpean directo a la sociedad, no es posible voltear hacia otro lado, pues sus hechos mismos son tan indignantes que nos obligan a hablarlos. Es una clara muestra de la deshumanización social que va creciendo. El prójimo ya no tiene el mismo valor, se ha ido perdiendo en la medida en que nuestras comodidades y el hambre de tener dinero y poder siguen creciendo. No es que las comodidades sean malas, al contrario, pero no podemos seguir alimentando el egoísmo en el afán de la búsqueda del éxito.
¿Cuándo se alimenta el egoísmo? Con promoción cultural y políticas púbicas del descarte: el aborto, que es deshacerse de un ser humano porque no estaba planeado, envolviéndolo como un “derecho”; y la eutanasia, que es deshacerse de un ser humano porque ya no es productivo, o porque sufre, envolviéndolo en una falsa piedad. Ambas situaciones tienen algo en común además de la muerte que conlleva de un ser humano, es que deshacerse de ese ser humano ya sea en desarrollo o enfermo, genera un “bienestar” social, evita problemas para terceros, y evita sufrimientos a quienes son eliminados.
El resultado como sociedad lo estamos viviendo, cuando la vida humana puede ser desechada por su condición de deseada o no, de “digna” o no; también puede ser desechada en el pensamiento colectivo, cuando estorba a un plan de enriquecimiento, de control territorial, o incluso por cuestiones de “desarrollo personal”.
Invitamos a la sociedad entera a reflexionar sobre la importancia del respeto a toda vida, tenemos que dejar de pensar que temas como el aborto o la eutanasia son decisiones personales que no me afectan hasta que los tengo cerca. Invitamos a los servidores públicos, especialmente a los recién electos, a que no promuevan políticas públicas que buscando generar un bien, terminan generando desprecio hacia los seres humanos no deseados; e invitamos a todos los fieles católicos a orar y actuar: orar por el respeto a la Vida humana, por la conversión de todos aquellos que han atentado o están en peligro de atentar contra una vida humana, y a actuar, ofreciendo alternativas, consuelo, cuidados y acompañamiento a todas aquellas personas en situación vulnerable, para que puedan vivir dignamente, antes que pensar en la muerte propia o de un tercero.
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.