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  ANGELUS DOMINICAL Por P. EDUARDO LOZANO
OPINIÓN /
centrales de la limosna: el objeto (cosa, idea, escucha, compañía) que se da al otro por caridad (y la caridad es amor auténtico, no conmiseración ni gesto de prepoten- cia)... YO MISMO REVISO lo más valioso que tengo y disfruto, y prácticamente no en- cuentro algo que no haya recibido sino por amor, pues lo que me ha costado di- nero al final termina por devaluarse, por acabarse, por constituirse en pérdida: ¡soy limosnero beneficiado por tantos que me han amado!... HAY UN PROCESO que se re- suelve en dos polos y que señalo con los siguientes binomios: dar/recibir, genero- sidad/necesidad, vanguardia/retaguardia, amante/amado; y ahora los aplico al hecho de quien ofrece y quien acepta una limos- na pues finalmente se da una comple- mentación que ilumina a ambos, que enaltece por igual, que nos pone al mismo nivel y a la misma dignidad... CUANDO EL APOSTOL Pablo está motivando a los co- rintios (2Cor 8,15) para la colecta que se enviará a la comunidad de Jerusalén, evoca al libro del Éxodo (16,18) haciendo notar que cuando hay auténtica solidaridad to- dos quedan satisfechos: Ni le sobró al que recogió mucho, ni al que recogió poco le hizo falta... BIEN RECUERDO que me dieron un aventón en el camino a casa de mis padres (allá por el año 1982) y cuando me dejaron ante la estación del metro me di cuenta que no traía un solo peso en los bolsillos, así que totalmente necesitado bajé con el policía del torniquete y le pedí que me dejara abordar: hablé sin miedo, sin pena y con claridad, y me permitió el paso; ya cuando bajé y tuve que abordar el “delfín” (así les llamábamos a los auto- buses de pasajeros) hice lo mismo y recibí con gentileza la limosna que necesité... ADEMÁS DE LA GRAN limosna de la vida, de la limosna de la fe, de la limosna del afecto y respeto de muchos, sigo recibiendo la limosna de la amistad, del perdón, de la paciencia; sigo necesitando y recibiendo lo que no puedo pagar con mis pobres dineros que solo sirven para lo que se acaba; mírate pronto y despacio en el es- pejo de tu intimidad -tocando tierra en esta Tierra- y reconócete como indigente de lo más valioso: ya tendrás razones para decir ¡gracias! con mayor espontaneidad...
         YA FALTA MENOS para que todo se acabe, empezando por esta página o por la taza de café que disfruto antes que el sol asome en el horizonte, y que saboreo tanto como cuanto es posible gracias a la luz, al calor, al agua, al aire y a la tierra... PARECERÍA QUE SOY amigo de las palabras pero de cada en cuando me peleo -casi a muerte- con ellas, o mejor dicho: con el abuso, inconsistencia o perfidia conque las uti- lizamos, y al hablar de la tierra también diré algo de la Tierra... PLANETA AZUL es título reciente que le hemos dado a esta inmensa y bella casa común, en ella na- vegamos por siglos e inmensidades hacia un futuro cierto en el horizonte natural pero totalmente incierto en el horizonte humano; vivimos en la Tierra pero tam- bién decimos tierra a la superficie pisable de este singular planeta, el resto es mar, lago, océano... QUE HERMOSO ES aterrizar o desembarcar luego de haber volado o navegado, pues ni el aire ni el agua es nuestro lugar ordinario; y ya me ven co- menzando a pelear con quienes dicen que un astronauta o una nave espacial alunizó o amartizó -y son palabras aceptadas en el diccionario, lo sé-, pero ya veo en qué intríngulis nos meteremos cuando una nave terrícola se pose en el suelo del pla- neta Kepler 37-c (sí, intenta pronunciar la acción antes de reírte); y ya que faltan todavía varias décadas para ajupiterizar o asaturnizar, mejor pasemos a algo más terrestre... PREGUNTÉ CON CIERTA jiribilla (¡ah, nuestros mexicanismos!) al iniciar una reflexión comunitaria que si alguien había recibido limosna al menos una vez o de manera continua; el único de los presentes que pudo responder que sí era Ricardo, un indigente anciano y asiduo a la parro- quia que ya está medio sordo, todos los demás movieron la cabeza en señal de negación y hasta hicieron gesto como de desprecio, de indignación... LUEGO INVITÉ
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para que me hicieran la misma pregunta -que si yo había recibido limosna alguna vez o que si la recibo continuamente- y hubo quienes rápido dijeron: usted pide cooperación, lo que damos es el diezmo, lo que nos pide es una ofrenda; concluí que la palabra limosna tiene cara fea y que no quieren verme con ella de la ma- no... CON LA LIMOSNA sucede casi lo mismo que con el perdón: que todos lo necesi- tamos antes o después, que nos parece que quien da limosna o perdón es más que quien lo recibe, que somos reacios a recibir una y otro porque no queremos sentirnos ni necesitados ni ofensores o culpables; la verdad es que todos -¡todos!- estamos en la Tierra y pisamos esta tierra... PEDRO Y JUAN llegaron a la Puerta Hermosa del templo de Jerusalén (Hech 3, 1-10), ahí estaba un tullido pidiendo limosna y lo que finalmente recibió fue una profunda mirada -cercanía y sintonía- y al no tener ni oro ni plata le dieron la capacidad de volver a caminar y brincar en el nombre de Jesús; y que vengan rápido las pregun- tas: ¿es feo recibir o dar limosna?, ¿quién esmásymejor:elqueladaoelquela recibe?, ¿cómo y cuándo hay que dar/ recibir limosna?... SI LA LIMOSNA la dejamos como minucia que se da desde la sufi- ciencia, de plano que ya no hay camino, ¡apaga la luz y vámonos!, pero asómate al diccionario y hay dos características
No encuentro algo que no haya recibi- do sino por amor.
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DesdelaFeOficial 4 de julio de 2021 15
























































































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