“La Virgen de Guadalupe es para mí una segunda oportunidad, es amor infinito, es una madre que tenemos desde siempre”. Con estas palabras, Giovana Rivera describe su relación con la Morenita del Tepeyac a quien, literalmente, le debe la vida.
Hace 16 años a Giovana le diagnosticaron tuberculosis intestinal y meníngea, una enfermedad que la tuvo al borde de la muerte en una cama del hospital de La Raza, en la Ciudad de México, donde cayó en coma durante varios días.
Mientras su padre, Francisco Rivera, oraba frente a la Tilma de Juan Diego, en la Basílica de Guadalupe, ella despertó y sanó milagrosamente.
Pero su relación con la Virgen no viene de entonces, sino de muchos años antes, gracias a sus padres.
“Mi papá tiene un grupo de danzas guadalupanas y desde los dos años he estado danzando”, recordó Giovana, en entrevista con Desde la fe, realizada con motivo de las Fiestas Guadalupanas de 2020.
El grupo se llama “Los Concheritos de Xochitepec, Morelos” y, en la actualidad tiene más de 150 integrantes de diferentes edades.
“Cada uno de ellos tiene la oportunidad de buscar la protección de la Virgen, y muchos danzan y en su rostro se les ve ese gran fervor y esa necesidad de acercarse a ella”.
“Muchos agradecen, otros piden, pero su danzar es como un Rosario y, así danzando en círculo, cada uno de ellos es como una cuenta”, explicó Francisco Rivera, papá de Giovana.
Poco tiempo después de la curación de Giovana, los Concheritos acudieron por primera vez a la Basílica de Guadalupe, para bailar ante ella en acción de gracias. Desde entonces acuden al menos una vez al año, aunque en esta ocasión la pandemia lo ha impedido.
Pese a ello, Francisco Rivera tiene claro que, aunque la pandemia ha hecho difícil visitar el Cerro del Tepeyac, la Virgen siempre los acompaña, pues en un lugar especial de la casa tienen una réplica de la tilma, que compraron el día en que la familia fue a la Basílica para agradecer por la salud de Giovana.
“Diario estamos frente a Ella, estamos aquí frente a Ella al haber traído esa imagen de la Basílica de Guadalupe, o cuando vamos nosotros al Santuario, siempre le decimos ¡Gracias, madre! Gracias por este nuevo día, gracias por la salud, gracias por tu cobijo con el sagrado manto”.
Todos los días, Giovana agradece a Dios y a la Virgen por el milagro que recibió.
“Nunca pierdan la fe, agradezcan siempre, la Virgen de Guadalupe siempre nos escucha”, asegura la joven.
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