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El papel de la Iglesia en la ONU, clave para el futuro de la humanidad

Abimael César Juárez
Por invitación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la Santa Sede ha sido una Misión Permanente de Observación desde el 6 de abril de 1964, aunque desde la fundación del organismo internacional, en 1945, la Iglesia ha participado en diversas conferencias y reuniones. Para hablar sobre la responsabilidad de este papel, Desde la fe entrevistó al observador permanente de la Santa Sede ante la ONU, Mons. Bernardito Cleopas Auza.
Monseñor Auza consideró que la experiencia de 2000 años que tiene la Iglesia es muy valiosa en los debates de la comunidad internacional. Aseguró que la Santa Sede tiene mucho que aportar a los cuatro principales objetivos de la ONU, pues han sido puntos básicos en la acción milenaria de la Iglesia Católica: ya sea en la prevención de las guerras y la promoción de la paz; en el combate a la pobreza y el impulso al desarrollo; en la defensa de la dignidad humana, o en la ayuda a las naciones a mantener sus compromisos.
Explicó que su trabajo como observador permanente fue formalizado en el año 2004 con la resolución 58/314, por aclamación –una de las formas más solemnes de adopción para una resolución o decisión– de la Asamblea General, y consiste en representar a la Santa Sede, al Santo Padre en particular, en el corazón de la familia de las naciones: “las Naciones Unidas y sus diversas organizaciones en Nueva York, Ginebra, Viena, Nairobi; la Unesco en París, la FAO en Roma, y otros organismos”.
Apuntó que algunas de sus responsabilidades son: ofrecer las declaraciones oficiales de la Santa Sede sobre los diversos temas que sostiene la agenda de la ONU, supervisar la participación de la Santa Sede en las negociaciones y debates, ser el punto de contacto entre el personal de la ONU y El Vaticano, así como organizar y participar en conferencias y foros en los que la Iglesia puede compartir su experiencia sobre los problemas que enfrenta la humanidad.
Monseñor Auza explicó que tiene derecho a participar y a realizar intervenciones, así como a hacer uso del derecho de réplica en la Asamblea General; lo que no puede hacer es votar ni presentar candidatos para las distintas oficinas. “¡Un Observador Permanente hace más que observar!”, aseguró.
Recordó que los Papas Pablo VI, Juan Pablo II, Benedicto XVI y Francisco han hablado en las Naciones Unidas, al igual que quienes han servido como Secretarios de Estado, Secretarios de Relaciones con los Estados, y algunos cardenales cuyas responsabilidades tienen que ver con asuntos de la agenda de la ONU.
Para finalizar Mons. Bernardito Auza reveló que en la Misión de la Santa Sede hay personal de Filipinas, Polonia, Líbano, Estados Unidos, Italia, Tailandia y El Salvador, pero aún no cuentan con diplomáticos católicos de México. “Hay, por supuesto, muchos mexicanos que trabajan en las Naciones Unidas, pero en organismos ajenos a la misión”.

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