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Sistema Nacional de Salud Pública destruido

En México se ha desarrollado uno de los sistemas de salud pública más avanzados y completos de toda Latinoamérica a partir de la fundación del Instituto Mexicano del Seguro Social en 1943, seguido de una serie de instituciones nacionales de investigación y atención médica a partir de 1944 como el de cardiología, cancerología, nutrición, psiquiatría, neurología, enfermedades respiratorias, rehabilitación y muchos otros que constituyeron un conjunto que favoreció la preparación de miles de especialistas médicos contando con una gran capacidad y un buen servicio de atención pública. A todo esto se
debe añadir el desarrollo de los hospitales generales en toda la república para la atención de la población en general.

Igualmente debemos considerar la fundación del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE) en 1959 y el Seguro Popular dedicado a la población más vulnerable en el 2004, llegando a dar atención gratuita de calidad a cerca de 30 millones de mexicanos cubriendo una amplia gama de enfermedades y de medicamentos.

Naturalmente todo esto se fue desarrollando poco a poco, mejorando los recursos humanos, la tecnología necesaria y los medicamentos entre los años 1943 hasta el 2018.

Cuando llegó el periodo de gobierno de la mal llamada cuarta transformación a finales de 2018, inició la afectación de este conglomerado de los servicios de salud pública en México, comenzando con la destrucción del Seguro Popular dejando desprotegidos a los sectores más desfavorecidos de nuestro país quedando sin atención médica y con desabasto de medicinas. Una vez afectado de muerte el Seguro Popular sin ninguna previsión para sustituirlo comenzó la reducción de presupuesto para los institutos nacionales y los hospitales públicos, afectando también el mantenimiento del Seguro Social y el ISSSTE.

Un año tras otro se prometía que tendríamos el mejor sistema de salud del mundo, mientras año con año iba más en declive. Una más de las mentiras del pésimo gobernante que hemos tenido durante seis años y que hasta la fecha no se ha podido resolver: mientas el gobierno siga destinando el presupuesto a obras que no le corresponden como una compañía aérea, o aquellas sin sentido social como el tren maya
o sin productividad como la refinería dos bocas, seguiremos en deuda con los mexicanos más necesitados y seguiremos retrasando nuestro desarrollo en otros temas de máxima importancia para toda la sociedad.

¿Cuál es la solución? se preguntan algunos. No hay otra solución que cambiar a la actual administración política que ha dinamitado todas las grandes instituciones del país afectando en primer lugar a los más pobres.

*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.

Pbro. Mario Ángel Flores

Comisionado de la Doctrina de la Fe en la Arquidiócesis Primada de México y miembro de la Comisión Teológica Internacional (CTI). Es director del Observatorio Nacional de la Conferencia del Episcopado Mexicano y fue rector de la Universidad Pontificia de México, cargo que ocupó durante tres trienios.

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