A más de cinco años de que el Papa Francisco convocara a los jóvenes de todo el mundo para impulsar una economía más justa y humana, en México se está llevando a cabo el curso de la Escuela de Verano de Economía de Francisco en el que participan 40 alumnos economistas de América Latina.
¿Pero qué es la Escuela de Economía de Francisco y cuáles son los objetivos que se persiguen con la realización de estos cursos de verano? Jesús Becerril González, integrante del comité organizador de la Escuela de Verano de Economía de Francisco y miembro de The Economy of Francesco nos lo explica.
En primer lugar, afirmó que la Economía de Francisco no es un movimiento cerrado solamente a personas católicas, ya que el Papa ha sido muy claro en señalar que para transformar las realidades necesitamos de todas y de todos, y por eso es un movimiento amplio, “pero también es importante señalar que la materia económica es fundamental dentro de la Doctrina Social de la Iglesia”.
Indicó que existe un pacto del Papa Francisco con la juventud de la Economía de Francisco para que su trabajo se funde en postulados tan claros como impulsar una economía constructora de paz en medio de una economía que es pretexto de Guerra Mundial; una economía amiga de la tierra en medio de una economía depredadora de la creación; y una economía que recupera el trabajo y el cuidado como don de Dios en medio de economías que explotan la creación y los cuerpos humano.
En entrevista con Desde la fe, Becerril González recordó que la Economía de Francisco es un llamado que hizo el Papa en el 2019 para que la juventud recuperara el protagonismo en la creación de una economía más justa y más humana en todo el mundo. Esta convocatoria se convirtió en un movimiento internacional de más de 2,000 personas que activamente participan en él.
La Economía de Francisco, explicó, es “llamada así porque se nos ha invitado a mirar a San Francisco de Asís en su relación con la naturaleza, con la hermana Madre Tierra, en su relación también con el desprendimiento que él ha tenido con la pobreza. Pareciera ser paradójico que un personaje que vive la pobreza nos invite a pensar nuevas relaciones económicas y también toda la tradición económica que se desprende de la espiritualidad franciscana”, detalló.
Jesús Becerril González explicó que las Escuelas de Verano de Economía de Francisco “es una semana de formación para jóvenes académicos, emprendedoras, emprendedores, agentes de cambio, que están buscando cómo transformar la economía desde sus realidades, pero también con la hermenéutica, los ojos de qué pasa en nuestros territorios, en nuestros continentes, en nuestro país, para repensar la transformación económica desde nuestra realidad”.
Indicó que desde la convocatoria lanzada por el Papa Francisco en 2019 se han realizado cuatro Cursos de Verano, dos en Italia en idioma inglés, una en Brasil en portugués y la que actualmente se realiza en México en español, en las que los participantes “reflexionan sobre nuevos elementos que la economía global tendría que considerar. Son como semanas académicas de tiempo completo, que repiensan el paradigma económico a través de nuevos elementos”.
Al referirse al Curso de Verano que se realiza en las instalaciones del Instituto Mexicano de Doctrina Social Cristiana (IMDOSOC), en la Ciudad de México, en coordinación con el Centro Internacional de Investigación en Economía Social y Solidaria de la Universidad Iberoamericana, aseveró que “por primera vez se tiene la oportunidad de reflexionar sobre la perspectiva latinoamericana que tendría que incluir la Economía de Francisco en nuestro propio idioma y con nuestras propias culturas”.
En este tenor, informó que en el Curso que se lleva a cabo en México hay 40 participantes, de los cuales 13 personas vienen de Guatemala, Colombia, Brasil, Argentina, Estados Unidos y España y el resto provienen de Chihuahua, Nuevo León, Hidalgo, Jalisco, Michoacán, Estado de México, Querétaro, Ciudad de México, Puebla, Tabasco y Chiapas.
“Entonces tendremos una gran diversidad de enfoques y de realidades, y esa era el objetivo de la Escuela de Verano, diversidad de representación para entender que la economía es compleja y tiene que desarrollarse desde cada territorio”, recalcó Becerril González.
Finalmente, aseguró que el Papa tiene mucha confianza en el trabajo que se realiza en la Escuela de Economía de Francisco y sabe lo que se está haciendo desde esta trinchera, “pero también va a ser una gran alegría y una novedad que se entere que esto toca realidades latinoamericanas como la suya”.
“Vamos a preparar un manifiesto, un pacto o una carta que le responda al Papa cómo los jóvenes latinoamericanos acogemos este sueño que compartimos con él y le contamos nuestros sueños económicos, esperando que los reciba con mucha alegría. Nos urge empezar a contar nuestros sueños económicos desde las juventudes mexicanas y por eso creemos que esta Escuela de Verano es el comienzo de muchos procesos”, concluyó.
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