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La misericordia de Dios ni se cansa ni se agota

ME DA LA IMPRESIÓN que estoy escribiendo desde otra galaxia, o al menos desde otro planeta; bueno, acortemos la distancia y digamos que desde otro país, porque vuelvo a echar un vistazo a lo que ha acontecido en estos días y otra vez quedo pasmado, como si todo fuera ficción, como si se hubieran tergiversado los roles naturales y convenientes, como si los espectadores ocuparan el proscenio y los actores disfrutaran en las butacas, como si el blanco hubiera dejado de ser blanco y el negro ya no fuera negro…

NO ME REFERIRÉ a ninguna declaración ni a un hecho en concreto, por la sencilla razón de que siempre es conveniente tomar cierta distancia de los árboles cercanos para poder apreciar el bosque, y lo que ahora te plantearé podrá servir para valorar situaciones futuras y/o evaluar mejor los acontecimientos pasados, y también para enfrentar con bravura el presente…

COMO PRIMER PUNTO retomo –en directo- lo que Santa Teresa de Jesús (+1582) recomendó y que se sigue escuchando –antes o después- en todas las frecuencias radiofónicas, en todos los canales de televisión abierta o restringida, en todas las redes sociales, y hasta con algunas comadres despistadas: “Nada te turbe, nada te espante, quien a Dios tiene nada le falta: sólo Dios basta”

COMO SEGUNDO PUNTO trascribo lo que la mística Santa Juliana de Norwich (+1416) aportó desde su situación de eremita como centro de su reflexión teológica y que conviene no perder de vista y seguir matizando con equilibrio: “Todo irá bien, todo saldrá bien, toda clase de cosas estará bien”…

COMO TERCER PUNTO anoto un pensamiento de la Venerable Mary Ward (+1645) fundadora –entre locas y tremendas adversidades- de la Congregación de Jesús, y valga decir que –al igual que muchas otras- se puede contar entre aquellas que han bregado contra viento y marea sin perder la paz, y para probarlo aquí la cito: “En momentos de prueba y dificultad, la alegría es lo más parecido a la gracia” (sospecho que pronto la canonizarán)…

COMO CUARTO PUNTO mira lo que decía san Pío de Pietrelcina (+1968), fraile franciscano que tal vez no necesite presentación alguna ya que es ampliamente conocido, más porque un artista hollywoodense (Shia LaBoeuf, recién convertido a la fe católica) hace el papel protagónico en la película “Padre Pío”, que apenas se ha presentado en el Festival de Cine de Venecia concluido el pasado día 10 de septiembre  -¡ya quiero verla!-; decía San Pío: “Procura no inquietar tu alma ante el triste espectáculo de la injustica humana, sobre esta injusticia verás que llega el día del triunfo definitivo de la justicia de Dios”…

COMO QUINTO PUNTO –y casi para rematar- te pongo ante lo que afirmó san Pablo a los filipenses (4, 13), ciertamente estando preso en Éfeso (año 56) y que viene a calzar cuanto hemos dicho para hacer frente a situaciones que estamos viviendo como nunca (por impensables) o como siempre (porque se suceden casi sin fin): Todo lo puedo en Cristo, que me fortalece

QUIERO PRECISAR QUE los cinco puntos anteriores no pretenden hacer coro a un optimismo ligero y dulzón tipo “ositos de peluche”, ni quiere ser marco para una santurronería que todo le endilga a Dios movida por vil desparpajo holgazanero, tampoco suscribo las frases dichas como receta (médica o culinaria) multimodal, multifuncional o multitudinaria, ¡no!…

DATE CUENTA QUE cada uno de los personajes citados sufrieron las de Caín, por lo tanto hablan con conocimiento de causa, afirman con experiencia probada y enseñan con sabiduría profunda, de modo que no son meras frasecitas melifluas ni dichos ocasionales; y las he traído a colación porque los tiempos y situaciones que vivimos no son para menos…

EN UN EXCESO DE CINISMO –que raramente se me da con facilidad- y luego de comentar tales y cuales problemas acuciantes, un parroquiano se lamentaba de no haber visto ni escuchado atrocidades, desavenencias, deformaciones, calamidades, excesos y descuidos irresponsables como los que estaba viendo, y sencillamente comenté: ¡Y lo que te falta ver!….

NO CABE DUDA QUE tú y yo y las generaciones venideras verán los males ocasionados por el egoísmo y la soberbia del hombre; pero lo que nos falta ver –y a eso finalmente me refería- es cómo la misericordia de Dios ni se cansa ni se agota, ni vacila ni desespera; así que vuelve a asomarte al mundo (desde tu propio lugar o desde alguna galaxia vecina) y sigue asombrándote y agradeciendo el infinito amor de Dios sin dejar de hacer tu parte…

 

*Los artículos de la sección de opinión son responsabilidad de sus autores.

 

P. Eduardo Lozano

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