Una tarde-noche, recibí un mensaje de texto de una adolescente hondureña pidiéndome que le ayudara porque su abuelita se había accidentado en Honduras, y ella y su mamá debían viajar a su tierra natal para cuidarla.
La adolescente y su mamá se encontraban en México, pues habían solicitado protección internacional. En aquel entonces, faltaban pocos días para que les entregaran sus tarjetas migratorias y por lo tanto no podía salir del país; pese a ello, debido a la situación de salud de su abuela, pedían apoyo económico para viajar a Honduras.
Cuando hablé con la joven para conocer más de su situación, me explicó que su abuelita de 70 años había sido atropellada mientras vendía en la calle. El culpable la había llevado al hospital, pero no asumió los gastos médicos. Entre lágrimas, me dijo que su abuelita se iba a morir porque en los hospitales de Honduras dejaban morir a los pacientes.
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Lo primero que hicimos fue ofrecerle consuelo, y después le explicamos su panorama para que ambas pudieran tomar las decisiones correctas y no perjudicar los procesos de documentación migratoria, ya que habían pasado muchos sacrificios físicos, económicos y emocionales para avanzar en sus situación legal.
Tristemente, cuando las personas dejan sus países, la despedida a sus seres queridos es casi una despedida final. Es decir, los migrantes indocumentados no tienen la certeza de poder regresar y ver a sus familiares de nuevo, o estar a su lado cuando se enferman, o peor, cuando mueren.
En ese momento, como Dimensión de la Pastoral de Migrantes y Movilidad Humana, era muy importante entrar en comunicación con nuestros contactos en Honduras para que pudieran ver la situación de la abuela y apoyar en lo necesario.
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Con la tecnología de mensajería de texto, logramos compartir con los agentes de la pastoral en Honduras el caso de la abuelita accidentada. Días después nos informaron que fueron a visitar la abuelita en el hospital, y que pronto sería dada de alta.
Así se resolvió la situación de esa familia, y la adolescente y su mamá recibieron sus tarjetas de residentes permanentes en México.
La hermandad de los agentes de la pastoral en Honduras nos enseña que no existen fronteras en la solidaridad.
En el manual para el acompañamiento pastoral de los migrantes que hemos elaborado en la Comisión de Migrantes y Movilidad Humana de la Arquidiócesis Primada de México podemos ver la importancia de construir redes con otras casas o albergues para migrantes, diócesis a nivel nacional e internacional.
El Manual se puede pedir en el teléfono 5579132909 o ventas.edicionespastorales@gmail.com
*La hermana Arlina Barral es la responsable de la Pastoral de Migrantes de la Arquidiócesis de México.
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