Con la llegada del Cardenal don Carlos Aguiar como arzobispo se comenzó en la Arquidiócesis de México un proceso de reestructuración de las estructuras pastorales buscando con ello una mayor comunión, una mejor escucha de las personas y la realidad, además de un mayor protagonismo de las parroquias y los decanatos en la conversión pastoral que nuestra gran Urbe nos exige.
En la visión del arzobispo, son los laicos, junto con sus pastores, los que han de encabezar la renovación pastoral que la realidad nos exige para mantenernos fieles a la misión de compartir el Evangelio con alegría y valentía. Por ello, la renovación se ha de desarrollar principalmente desde las parroquias; es en ellas donde se toca la realidad de manera más cercana, es en sus laicos donde el Espíritu suscita los carismas que nuestros tiempos requieren y es desde ellas que se podrán conjuntar los diferentes esfuerzos que movimientos, vida consagrada y laicos comprometidos ofrecen para cumplir con la misión de evangelizar.
Por lo tanto, la planeación pastoral de la Arquidiócesis, no se mira “desde arriba” “hacia abajo”; ¡al revés! Las instancias arquidiocesanas han de estar al servicio de la comunión de todos, promoviendo estructuras de comunicación, materiales de formación y animando eventos que nos involucren a todos. Pero la decisión de cómo llevar a cabo la evangelización, en qué horarios, con qué dinámicas o métodos se decide en cada consejo de pastoral parroquial.
El papa Francisco señala que “el discernimiento es una gracia que el Espíritu da al santo pueblo fiel de Dios, que lo constituye en pueblo profético, dotado con ese sentido de la fe y de ese instinto espiritual que lo hace capaz de sentire cum Ecclesia. Es un don recibido en medio del Pueblo y orientado hacia su salvación” (Discurso a los nuevos obispos, 14.09.2017).
Por este motivo, la Asamblea Parroquial busca consolidar los siguientes objetivos:
1.Profundizar en el conocimiento de la realidad pastoral a evangelizar.
2.Evaluar el trabajo pastoral parroquial realizado hasta ahora.
3.Reactivar, impulsar e innovar la evangelización parroquial a la luz del caminar arquidiocesano, la escucha mutua de los agentes de pastoral y la realidad parroquial.
¡He aquí la importancia de las asambleas parroquiales! En ellas podemos encontrar la expresión más significativa de una Iglesia que escucha, discierne y se atreve a convertir sus objetivos, opciones y estructuras para mantenernos fieles a nuestra misión de evangelizar.
Durante septiembre y noviembre de este año le pediremos a todas las parroquias que realicen su asamblea parroquial. Por ello quisiera exhortarlos a vivir con entusiasmo y compromiso esta experiencia que nos une a todos como una sola Iglesia sinodal, misionera y misericordiosa.
Dios guíe nuestros pasos, ilumine nuestras mentes y fortalezca nuestros corazones para ser creativos, fieles y apasionados al momento de compartir la Buena Nueva de la Salvación en esta gran Urbe donde nos toca caminar como Arquidiócesis.
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