En este día se está celebrando en Roma con motivo del año santo, el Jubileo de la espiritualidad mariana, al que están invitados los movimientos, cofradías y grupos de oración marianos. Al ser nosotros cristianos latinoamericanos y sobre todo mexicanos, no podemos sino dar testimonio de todo lo bueno que nos ha aportado una espiritualidad mariana a nuestro vivir como discípulos misioneros para la Iglesia y para el mundo.
Considero extraordinaria la forma en que lo expresan los Obispos en Aparecida al referirse a María como discípula misionera: «La máxima realización de la existencia cristiana como un vivir trinitario de “hijos en el Hijo” nos es dada en la Virgen María quien por su fe (cfr.Lc 1,45) y obediencia a la voluntad de Dios (cfr. Lc 1,38), así como por la constante meditación de la Palabra y de las acciones de Jesús (cfr. Lc 2, 19.51), es la discípula más perfecta del Señor (cfr. LG 53)» (266).
Precisamente esta es nuestra búsqueda, ser discípulos cada vez más perfectos del Señor, en este sentido la Virgen María nos ayuda a empeñarnos por llegar a esa perfección en la fe. Vale la pena entonces anotar en este Jubileo la riqueza y bendición que es la persona de Nuestra Señora, ya que al hablar de una espiritualidad mariana nos referimos a todos los aspectos que envuelven la vida de las personas y de las comunidades de fieles iluminados por la Santísima Virgen María.
De un modo muy singular se nota la presencia de la Virgen en la vida de nuestros pueblos, así lo dice ese Documento conclusivo de Aparecida: «Las diversas advocaciones y santuarios esparcidos a lo largo y ancho del Continente testimonian la presencia cercana de María a la gente y, al mismo tiempo, manifiestan la fe y la confianza que los devotos sienten por ella» (269).
En este Jubileo de la espiritualidad mariana vale la pena centrarnos en las grandes enseñanzas que Nuestra Señora nos deja y que podemos enumerar de la siguiente manera:
1) María nos enseña el primado de la Palabra de Dios en la vida del discípulo misionero.
2) María nos ayuda a mantener vivas las actitudes de atención, de servicio, de entrega y de gratuidad que deben distinguir a los discípulos de su Hijo.
Cuando nosotros decimos que queremos crecer en una auténtica espiritualidad mariana debemos poner atención a estos dos aspectos que se complementan y enriquecen nuestra vida cristiana. No basta con decir que somos hijos de la Virgen María hemos de sentirlo y vivirlo por nuestra imitación a ella como modelo y fiel del seguimiento de nuestro Señor.
Que Dios nos conceda a todos, tanto a quienes peregrinan a Roma dentro de estos grupos como a los que nos sentimos orgullosos de descubrir a María tan cerca de nuestras vidas y de la fe que expresamos, enriquecernos con las gracias de este tiempo.
Descubre qué es la tonsura, el corte de cabello que usaban los monjes y sacerdotes…
La relación con los pobres nos acerca a Jesús, nos permite tocar concretamente sus heridas.…
Una mejora del ingreso, no resuelve el problema de la pobreza extrema
Amigo de cuatro Papas y uno de los grandes predicadores de su época. Te contamos…
Hoy conmemoramos a San Antonio María Claret, consejero de la reina Isabel II de España…
Este 28 de octubre, la Iglesia católica celebra a San Judas Tadeo y a San…