Algunas personas piensan que la Unción de los Enfermos la imponen los sacerdotes sólo a aquellas personas que están muy graves de salud o a punto de morir, y por ello se niegan tajantemente a recibirla. Pero, ¿qué es realmente la Unción de los Enfermos? 

Un Sacramento

La Unción de Enfermos es uno de los siete sacramentos (los otros seis son: Bautismo, Confirmación, Reconciliación, Eucaristía, Orden Sacerdotal y Matrimonio), es decir, un signo del amor de Dios que da una gracia especial para vivir la vida ordinaria de manera extraordinaria. La Unción de Enfermos da, a quien la recibe, una gracia sobrenatural para que pueda superar el sufrimiento y enfrentar el dolor con fortaleza, sintiéndose sostenido por el amor de Dios. Dice en la Biblia: “¿Está enfermo alguno de ustedes? Que llame a los presbíteros de la Iglesia, que oren sobre él y le unjan con óleo en el nombre del Señor. Y la oración de la fe salvará al enfermo, y el Señor hará que se levante, y si hubiera cometido pecados, le serán perdonados.” (Stg 5, 13-15).

Un gran error

Desafortunadamente, el sacramento de la Unción de los Enfermos es el menos comprendido y el más desperdiciado de todos. La gente lo considera la  ‘extrema unción’ y cree que sirve para darle el último empujoncito a un moribundo para que termine de irse al ‘otro lado’, pero esto es un tremendo error. La Unción de Enfermos permite que quien la recibe sienta en carne propia lo que sentían los enfermos cuando Jesús se acercaba a ellos para llevarles paz y consuelo. Seguramente, todos hemos visto una famosa imagen, inspirada en los Evangelios, en la que el pintor presenta a una niña enferma y a Jesús junto a ella, mirándola con infinita ternura. Pues cuando a una persona le ponen la Unción de Enfermos se repite esta escena, es Jesús mismo el que viene a su lado a confortarla.

¿Cómo se lleva a cabo?

La persona es ungida en su cabeza y manos con el óleo santo (que se bendijo la mañana del Jueves Santo en la Misa Crismal en Catedral) y el sacerdote ora por ella, imponiéndole las manos sobre su cabeza. Las oraciones que dice son ¡bellísimas! Pide que Dios perdone los pecados de la persona ungida y le dé paz; salud de alma y de cuerpo. ¡En ninguna parte pide que ya se muera!

Hay personas que han recibido la Unción de Enfermos muchas veces, pues este Sacramento está destinado no sólo a enfermos graves, sino también a quienes van a someterse a alguna cirugía; a mamás que están próximas a dar a luz; a personas de edad muy avanzada y a todo aquel que esté viviendo una situación de dolor y enfermedad que requiera la sanación y el bálsamo para el alma que ofrece este maravilloso sacramento.

Conclusión

Es una pena que por falta de conocimiento tanta gente desaproveche este regalo del Señor. Si usted, querido lector, se encuentra en una situación similar a las antes mencionadas, le recomendamos que acuda con un sacerdote para que lo unja, y mientras usted recibe este sacramento, cierre los ojos y considere que es Cristo mismo quien está a su lado tocando su frente, tocando sus manos, haciéndola sentir amada y acompañada por Él.

Advertencia

No hay que recibir la Unción con mentalidad supersticiosa, como para asegurar el alivio físico de la persona ungida. Recordemos que Dios es infinitamente sabio y bueno, y si permite una enfermedad es porque se obtendrá un gran bien espiritual, aunque en el momento no sepamos apreciarlo. La Unción de Enfermos no es magia ni garantiza la salud física del ungido; lo que sí es seguro es que quien la reciba experimentará esa profunda paz interior que sólo Dios puede dar.

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Pbro. Sergio G. Román

Nació el 23 de Octubre de 1943. Entró al Seminario Conciliar de México en el año de 1957 y se ordenó en 1969. Dio clases por ocho años de Pastoral Parroquial en el Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos. Fue Director del Periódico Criterio de la Arquidiócesis de México y de la Comisión del Diaconado Permanente de la Arquidiócesis de México. Fue columnista en varias revistas y periódicos católicos con temas sobre la religiosidad popular, hasta el día de su muerte, en septiembre de 2021. Actualmente la redacción de Desde la fe lleva su nombre: Redacción Sergio Román del Real, por su invaluable colaboración en este proyecto.

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