La vida de un ser humano tiene siempre un comienzo y sin duda inicia en la fecundación, cuando el óvulo de la mujer y el espermatozoide del hombre se unen formando así una unión perfecta y noble, única e inigualable, que genera trascendencia desde ese momento en muchos ámbitos.
Ahora el feto, ya humano, está destinado a salir adelante, desarrollarse para poder salir del vientre de su madre con éxito, pero así como el ser humano se prepara para un objetivo o una meta, así el bebé se va desarrollando; formando el sistema nervioso y sus características físicas para poder encontrarse con el mundo, el continuar de su vida depende de ello. Todos tuvimos que haber pasado en ese desarrollo embrional sin ninguna duda.
En nuestra actualidad este ser humano se ve afectado por los problemas externos a él, que son causa de las decisiones imprudentes de un hombre y una mujer cuando influidos por el placer no contemplan que sus acciones darán como resultado la vida de un nuevo ser humano, aunque eso no sea lo que busquen. Habiendo tomado la decisión no hay cambios, se deben asumir las responsabilidades y valorar una mirada profunda para que se pueda salir adelante. Es aquí donde se plantea que una solución puede ser el aborto como una vía fácil, sin embargo, genera más consecuencias tanto en la vida del hombre y la mujer que han fecundado como en la del bebé.
El bebé no sabrá siquiera lo que pasa afuera, él sigue su proceso natural de desarrollo porque es la vida misma que siempre nos va a conducir a esa plenitud, a buscar precisamente estar vivos.
El aborto tiende a traer consecuencias de las que a veces no se habla como el cuadro clínico post-aborto que afecta a la mujer, pero también al hombre y generan graves problemas en su actitud y forma de ser. En la mujer genera dolor y sufrimiento porque naturalmente se interrumpió un proceso biológico y eso deja cicatrices como cualquier otra herida. La mujer misma vio los cambios en su cuerpo al ayudar al bebé a buscar esa vida y ahora que ya no lo tiene, esos cambios desaparecen y vienen otros después del aborto.
En el hombre, los cambios se reflejan en su misma masculinidad, es su falta de seguridad en la toma de decisiones y en su incomodidad o aislamiento por tratar el tema. En muchos casos, el hombre quiere continuar aunque la madre no quiera, y cuando la mujer se practica el aborto el que sufre es el hombre por no poder hacer nada más, por no poder salvar la vida de aquel ser humano.
Es verdad que un ser humano se desarrolla naturalmente, sin embargo, siempre necesitará de otros para encontrar esa plenitud en la vida, como lo hacen el padre y la madre para que su hijo nazca. No hay proceso de crecimiento individual, tenemos que hacer todo nuestro esfuerzo para que aquellos que vienen en camino sigan viviendo y cuando lleguen a esta vida puedan conocer el valor de la felicidad y sean encaminados a una formación adecuada, que siempre es posible si así lo buscamos antes de darnos por vencido a través del aborto.
Entre la vida o la muerte, el hombre siempre escogerá la vida.
Autor: Víctor Aguilar, voluntario Pasos por la Vida
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