Luego de un mes dedicado a la fortaleza, la ternura y la maravilla que es la maternidad, viene su complemento: junio, el mes donde celebramos la paternidad.
Estamos lejos de romantizar la realidad que muchas familias enfrentamos en esta sociedad, pero si aspiramos a reconciliar a México con la maternidad, necesitamos fortalecer todos sus elementos. Eso incluye enaltecer a quienes, a su manera, lo dan todo para ejercer su paternidad.
En México tenemos mucha madre, pero poco se habla de los grandes padres que también existen en nuestro entorno. Por eso queremos dedicarles más que un día: al menos empecemos por darles voz durante todo un mes.
Ellos: los que anhelan ser padres y no lo han logrado; los que son padres de un bebé que no llegó a nacer; quienes deben trabajar más de lo que quisieran; papás que son pilar para familiares enfermos, con discapacidades o en situación de rechazo.
Hay tanta paternidad que merece ser tratada y sanada, que tenemos un largo camino por recorrer. Un camino que permita que la vida sea mejor recibida al ser anunciada. Porque la vida no debe ser tarea de una sola persona, sino derecho y responsabilidad compartida entre ambos involucrados.
En México reconocemos a esos papás que, con sus heridas, intentan sanar para construir familias fuertes, resilientes y felices.
Papás a quienes la “repartición de roles” les ha enseñado a no llorar, no opinar, o no defender, para que otro pudiera “desenvolverse”.
Por prudencia o estadísticas, hemos sido demasiado cautelosos al reconocer la figura paterna, cayendo en generalizaciones que le han robado su buena fama. Hoy, esa omisión se ha vuelto una deuda cultural.
Es momento de celebrarlos más allá de un regalo: con un reconocimiento auténtico a su papel, su lugar, su aportación y sus sentimientos. Validando cada uno de sus esfuerzos, incluso con sus limitaciones.
Papá, qué padre es vivir gracias a tu herencia. Más padre aún es cuando aprendo de tu ejemplo y cuento con tu presencia.
Todavía hay mucho por hacer para que nuestra defensa de la vida no te silencie, sino que respete tu rol e involucre tus responsabilidades.
Porque para tener mucha madre en este país, también debemos reconocer —nos guste o no— el papel de los padres que han forjado una gran nación y multiplicado esta generación.
Escrito por: PASOS CDMX
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