Tenía algunos prejuicios para empezar a leerlo, pero luego, providencialmente, conocí a su autor en una misa (por la confirmación de su hija), y quedamos de vernos muy pronto, por lo que me apuré a leer su segundo libro, llamado El secreto de Turín.

El tema de la Sábana Santa del que trata, no era de mi especial interés porque, soy de los que fue formado, no necesitando ver milagros para creer en Jesús, pero por atención al autor, y a que el primer libro que leí de él: Sangre de mártires, le había sacado brillo a mi fe, me puse en marcha. Cuál no sería mi sorpresa, que inmediatamente me atrapó su lectura, por la soltura, ligereza, los sitios conocidos que describía, y sobre todo por la trama de intriga, ágil y bien orquestada de la que hablaba, y en la que participaba una joven mexicana en lucha frontal contra la mafia italiana de la masonería.

Esta protagonista, llamada Lizzy, destaca por su frescura, impetuosidad, valor y energía, que sin duda, me hacía remontar y conectar con muchos episodios de mi propia juventud.

El libro, a su vez, te va llevando de la mano a conocer los detalles históricos y científicos del famoso Sudario de Turín, también llamado Síndone (que significa tela funeraria en griego), así como las fuertes críticas que existen sobre ella, pero le va dejando, al lector, que vaya formando su propio criterio.

Para mi, lo más importante que me dejó este libro, fue que la Sábana Santa constituye una maravillosa ventana, casi un microscopio, para acercarnos a contemplar los detalles del misterio, de aquel viernes en el Calvario, y de aquella mañana de domingo, cuando se encontró un lienzo doblado, dentro de aquella tumba vacía…

El remate del libro, es una brillante frase aplicada a Lizzy, con la que cierra la novela, conectándonos con el resplandor, con que debemos vivir cada uno de nosotros, los cristianos.

Sí, pero ¿qué pasó después, en la cita, cuando nos reunimos el autor y un servidor? …

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*Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la Fe.

Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola

Es Obispo de la diócesis de Piedras Negras

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Mons. Alfonso G. Miranda Guardiola

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