Era una espléndida noche de viernes, con un clima envidiable, la cena y las copas servidas, y todos bien acomodados en la terraza de la enorme hacienda del dueño y señor del pueblo, llamado Don Máximo.
Ahí se encontraban los personajes más ilustres e influyentes del lugar, entre ellos el señor Cura de la parroquia que el primero había mandado construir
En eso Don Max, como le llamaban, con un caballito en la mano, tomó la palabra, y delante de todos, con la hilaridad a flor de piel, de sopetón le suelta al padrecito:
Padre, devuélvame los 200 pesos que le dí el domingo por la bendición de mi camión nuevo.
– Pero ¿por qué don Max? ¿ahora qué le pasó?
Pues tan pronto lo bendijiste, y que me chocan a mi trabajador.
– ¡Ay Don Max! Y ¿qué culpa tengo yo, de que sus trabajadores no sepan manejar? Le contestó a quemarropa el padre José.
Padre, si no sabes hacer bien las cosas, mejor no las hagas, – le dijo Don Max, con tono medio burlón, – primero aprenda y luego bendisca.
-Vergüenza debía de darle Don Max, por haberme dado nada más 200 pesos, – le espetó- ¿qué quería?, antes diga que le fue bien con el chistecito, – remató el cura-.
Jejeje, rió nerviosamente Don max, diciendo… nunca le gano a este padrecito.
FB:/MonsAlfonso
TW:@monsalfonso
*Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la Fe.
Hacemos un nuevo llamado a nuestros políticos a trabajar en unidad, a tomar las decisiones…
Tensiones en el ejército. Diálogo con altos mandos tiene la garantía de una pluma inteligente
El cardenal Semeraro propuso al beato Moisés Lira Serafín como un ejemplo para quienes han…
Debería atreverme a realizar una sesuda investigación para demostrar que luego de crear el cielo,…
El santo patrono de los alcohólicos rehabilitados enseñó que el verdadero cambio es un acto…
El padre Antúnez, director de Pastoral Infantil de la Arquidiócesis de México, da estos consejos…
Esta web usa cookies.