La decisión del presidente López Obrador de traer a 500 médicos cubanos a México es una decisión de carácter político que nada tiene que ver con el tema de la salud pública.
Al terminar 2021 en nuestro país había 407,358 médicos, lo que incluye a especialistas. Esto arroja a 3.1 médicos por cada mil habitantes, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), del INEGI.
La recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) es la de 3.0 médicos por cada mil habitantes y la de la Organización para la Cooperación Económica (OCDE), 3.5 médicos por mil habitantes.
Nuestro país está un poco arriba de la recomendación de la OMS y un poco abajo de la que hace la OCDE.
El problema en México no es la carencia de médicos, sino su distribución en el territorio, como lo señala el rector de la UNAM, el doctor Enrique Graue.
En México, 16 estados tienen más médicos por mil habitantes que los que recomienda la OMS y 16 están por debajo. En el caso de la recomendación de la OCDE hay 11 estados por arriba y 21 por debajo.
Los estados que están por arriba de las recomendaciones de la OCDE son: Ciudad de México (5.6); Baja California Sur (5.09); Colima (4.96); Michoacán (4.88) y Zacatecas (4.06); Veracruz (3.88); Puebla (3.71); Coahuila (3.59); Campeche (3.58); Jalisco (3.55) y Tamaulipas (3.55).
Por arriba de la recomendación de la OMS a estos estados hay que añadir: Tabasco (3.1); Durango (3.18); Estado de México (3.15); Querétaro (3.12) y Sinaloa (3.09).
Por debajo de las recomendaciones de la OMS y OCDE de médicos por mil habitantes, de menor a mayor, están: Chiapas (1.35); Sonora (1.47); Hidalgo (1.3); Oaxaca (1.81); Morelos (2.03); Guanajuato (2.17) y Tlaxcala (2.39).
Le siguen: San Luis Potosí (2.41); Guerrero (2.46); Yucatán (2.50); Nuevo León (2.65); Baja California (2.67); Nayarit (2.73); Chihuahua (2.91) y Aguascalientes (2.92).
El ingreso de médicos cubanos y de cualquier otro país no resuelve el problema nacional de la distribución de los 407,358 que ya existen en el país.
Eso solo se puede enfrentar, a mediano y largo plazo, en el marco de una política pública de salud, estatal y federal, que se proponga que las entidades que no cumplen las normas, lo puedan hacer.
Implica ofrecer nuevas y mejores plazas en esos estados e incentivos poderosos que hagan atractivo que los médicos se desplacen a esos lugares.
De no ser así, año con año se seguirá presentando el mismo fenómeno de una mala distribución de los médicos en el conjunto del territorio nacional.
La política pública efectiva se hace con acciones y no con discursos. Se hace canalizando recursos ahí donde se quiere que las cosas cambien.
Twitter: @RubenAguilar
Rubén Aguilar Valenzuela es profesor universitario y analista político.
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