La novela más celebrada de Graham Greene (1904-1991), el novelista británico, es, sin duda alguna, El poder y la gloria, y su libro de viajes más famoso, Caminos sin ley, ambos ambientados en México. No es casualidad: en 1938 había venido a nuestro país para hacer un reportaje acerca de la industria petrolera y lo que vio y oyó le dio bastante material para trabajar después sobre él. Además, en esa época México aún olía a pólvora quemada y a sangre seca de mártires cristeros. Graham Greene, autor al que le fue negado en 1974 el Premio Nobel de Literatura “por motivos ideológicos” (era católico confeso), recorrió pueblos y ciudades y conoció a todo tipo de personajes, grandes y pequeños, poderosos e indefensos, que le hicieron hacerse una idea bastante aproximada de nuestra realidad nacional… Por supuesto, en uno de sus libros también alude al hecho guadalupano y lo refiere así a los lectores ingleses:
“El nueve de diciembre de mil quinientos treinta y uno, Nuestra Señora se apareció a un indio llamado Juan Diego mientras subía la colina de Tepeyac, al pie de la cual se levanta hoy esa capilla consagrada, no lejos de México.
“Hacía apenas dos años que México había caído definitivamente en manos de Cortés, el campo aún no se había sometido, y el aventurero español corriente habría recibido bastante mal al indio que llegaba contando que la Madre de Dios lo había llamado ‘mi hijo’. Zumárraga mismo no quiso creer su historia, y cuando la Virgen se apareció de nuevo al indio en el mismo sitio, éste le pidió que hiciera llevar el mensaje por un español en quien tuviera confianza el obispo. Pero la Virgen lo mandó de vuelta, y esta vez el obispo pidió una señal. Por tercera vez Juan Diego oyó las palabras de la Virgen que le pedía que volviera al día siguiente para darle la señal que reclamaba el obispo. Pero al día siguiente el tío de Diego enfermó de cuidado y el indio se olvidó; o es más verosímil que el hecho inmediato de la agonía de un hombre le pareció más importante, más real que una visión que tal vez él mismo negaría si el obispo le hubiera opuesto con insistencia la sabiduría, la lentitud y el sano escepticismo de la autoridad eclesiástica. El martes doce de diciembre, (Juan) Diego tuvo que volver a Tlatelolco para buscar un sacerdote, pues el tío se moría; temía tomar el sendero rocoso, unido en su pensamiento a la aparición, y fue por otro camino. Pero no podía escaparse tan fácilmente. Ahí también la Virgen lo atajó. Le dijo que su tío ya estaba sano y le ordenó subir a la cima de la colina y coger rosas en las rocas. Obedeció esta orden y ofreció las rosas a Nuestra Señora, que las tocó y se las devolvió para llevarlas al obispo. (Juan) Diego las envolvió en su sarape, y cuando lo abrió delante de Zumárraga, la imagen de la Virgen estaba impresa en el género, exactamente como la vemos hoy colgada en el altar de Guadalupe.
“He contado esta historia minuciosamente porque los políticos mexicanos nos dicen que fue inventada para captar y dominar el alma indígena. La tesis de ellos es difícil de defender puesto que esta Virgen, dos años después de la conquista, reclamaba una capilla para proteger a sus indios contra el conquistador español. La leyenda dio al indio el respeto de sí mismo y, si no es más que una leyenda, lejos de encadenarlo, lo liberó. ¿Cuál hubiera sido el porvenir de la visión si hubiese sido enviada al vencedor y no al vencido? Se le hubiera construido una suntuosa capilla que eventualmente hubiera estado clausurada como todas las otras iglesias, durante las persecuciones que empezaron en mil novecientos veinte. Este tabernáculo, porque era indio, quedó abierto y contribuyó a destruir la carrera del único hombre que lo amenazaba.
“Cuando Garrido Canabal, el dictador de Tabasco, llegó a la capital en medio de su ejército privado de Camisas Rojas para ocupar su lugar en el gabinete de Cárdenas como ministro de Agricultura, dio orden secretamente de destruir esa capilla con dinamita. Pero los indios, que se enteraron de la orden, montaron guardia día y noche alrededor de la capilla hasta el momento en que Garrido, que con tanto éxito había conseguido eliminar todas las iglesias de Tabasco, fue echado y desterrado.
“La Virgen de Guadalupe aparece con los rasgos de una india. No sabemos nada sobre los cuerpos resucitados, sino que están dotados de sustancia (Santo Tomás metió las manos en las heridas de Nuestro Señor) y que pueden sin embargo atravesar las paredes de una casa; que Cristo, después de su resurrección, a veces fue conocido inmediatamente por los discípulos y que sin embargo podía otras veces caminar invisible a su lado. La Virgen, para Bernardita, tomó el aspecto de una chiquilla apenas mayor que ella; para los niños de Fátima, el de una campesina; para un indio, el de una india.
“A pesar de los milagros de Lourdes, atestiguados por un escéptico como Zola y por un hombre de ciencia como Carrel, tenemos tendencia a pensar que nuestra época se presta poco para los milagros. Los de Lourdes son curaciones, y podemos persuadirnos de que la ciencia los explicará algún día (Carrel, que fue testigo de la curación instantánea de una niña moribunda con peritonitis tuberculosa, trató sin éxito de convencerse que había errado el diagnóstico). Pero nuestra época tiene visiones a la vez que curaciones: si estamos entrando en una nueva edad de las tinieblas, se nos conceden los mismos consuelos que a nuestros antepasados. Desde la derrota de los turcos en Lepanto, la batalla del cristianismo no ha tenido nunca una fase más crítica. Parece a veces que lo sobrenatural junta todas sus fuerza para ayudarnos. ¿Y a quién esperamos encontrar en la vanguardia si no es a Nuestra Señora? Pues se ataca siempre al Hijo al atacar a la Madre” (Graham Greene, Ensayos católicos, Buenos Aires, Emecé, 1955). Interesante, ¿no?
El reclamo de Ana Karen Sotero Salazar no sólo es válido sino necesario, es una…
El ciberapóstol de Dios, Carlo Acutis, próximo santo de la Iglesia, murió a los 15…
Corregir con caridad es acompañar al otro con amor y paciencia; hacerlo sin piedad es…
La labor del diácono permanente es fundamental para la Iglesia ya que es un apoyo…
El 16 de agosto, fieles de varias parroquias peregrinaron a la Catedral de CDMX con…
El santo de Hipona no sólo está presente en el pensamiento del Papa León XIV,…
Esta web usa cookies.