La voz del decano

Retos y esperanzas de la zona norte de la CDMX

La evangelización de la zona norte de la Ciudad de México corresponde al decanato I de la Primera Zona Pastoral, que está atendido por seis parroquias, atendidas por los presbíteros: Alberto Robles Portugal, Juan Manuel Hernández Rodríguez, J. Jesús Vilchis (Frailes Mercedarios); Eligio Luna Vega, Máximo Evia Ramírez y Felipe Ascencio Vargas (Decano).

Quisiera comenzar con el desafío que representó el año 2020, que para muchos sigue siendo una prueba de fe. La pandemia nos obligó a replantearnos desde la perspectiva cristiana nuestra esencia de hombres de fe. La mortandad, las secuelas tanto físicas como emocionales siguen siendo recientes y tardaremos en recuperarnos.

Desde una visión muy humana no podemos comprenderla; desde el ser de hombres de fe la pandemia tiene sabor a Dios, a prueba, a silencio, a soledad, a desierto, a retiro, a introspección, a santidad.

Este decanato comparte muchas de las preocupaciones, situaciones y urgencias que son un reto en la Ciudad de México.

No somos una isla, somos un continente, y las mismas preocupaciones del sur de la ciudad, son las mismas en esta zona: migrantes, desintegración familiar, violencia, homicidios, drogadicción, prostitución, pandillerismo, superstición, ignorancia, relativismo, adoctrinamiento de la infancia en la ideología de género, una pedagogía humana que nada tiene que ver con la pedagogía divina.

También otras problemáticas no menos preocupantes, pero parece que se han vuelto cotidianas, y que no atendidas correctamente se pueden volver crónicas y graves incluso entre los feligreses: ansiedad, estrés, costumbrismos, egoísmos disimulados, agresividades disfrazadas, pequeños cotos de poder en los grupos parroquiales, pasividades espirituales, anquilosamientos, envidias camufladas, desobediencias.

La visita pastoral vino a animar la vida parroquial, que no a resolver las situaciones. Es obvio que fue y es una bendición, pero las bendiciones son activas no pasivas. La visita pastoral vino a calibrar nuestro caminar parroquial porque al revisar los planes pastorales también revisamos nuestra vida cotidiana.

Hoy hay nuevas oportunidades para crecer como comunidad y como decanato: un laicado más preparado, más entusiasta, más participativo que solo espera la creatividad de un buen pastor; otra riqueza a considerar son las asambleas parroquiales y próximamente asambleas decanales.

Otro desafío es que cada párroco se sienta protagonista de su propia vida, de su parroquia, de su santidad. Un párroco triste es una parroquia triste. Un párroco alegre es una parroquia alegre. Un párroco enfermo del alma es una parroquia enferma. Un párroco resucitado es una parroquia resucitada.

Que santa Maria de Guadalupe y su Hijo Jesucristo nos ayude a caminar.

*El padre Felipe Ascencio es decano del decanato 1, de la Primer Zona Pastoral, a cargo de monseñor Salvador Martínez Ávila.

P. Felipe Ascencio

Decano del decanato 1, de la Primer Zona Pastoral

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