Desde el año pasado, aunque en realidad desde el inicio el sexenio, fuimos testigos de la lucha para definir candidatos en los partidos políticos y las coaliciones, posteriormente vinieron las precampañas y las campañas oficiales; es así que durante años escuchamos entrevistas, giras y hasta propuestas, luego vimos spots publicitarios, oímos podcast, recibimos llamadas telefónicas con la voz de los aspirantes, se llenaron las calles con lonas y propaganda, en los semáforos nos encontramos personas repartiendo calcomanías, volantes, bolsas y demás artículos aludiendo a los diversos contendientes; entre otras muchas actividades.
Ahora que la efervescencia electoral ha comenzado a disminuir, es probable que algunos experimenten un incremento en sus niveles de inquietud o sientan una mayor angustia, ¿qué tanto incide en nuestra salud la etapa electoral a la que fuimos expuestos?
En 2016 el Dr. Steven Stosny, fue quien dio a conocer el concepto de “estrés electoral” y mencionó que éste se encuentra caracterizado por un incremento en la ansiedad, problemas del sueño y dificultad para concentrarse; aunque dicho diagnóstico no se encuentra reconocido de manera oficial. También afirmó en un artículo para The Washington Post, que había observado en diversos pacientes, un aumento en rasgos como: el resentimiento, la hostilidad y la “devaluación”.
Y es que desafortunadamente, la gran mayoría de las campañas se centran en la polarización, la desacreditación y las difamaciones, lo que hace que nuestro cerebro entre en un constante estado de alerta y que la negatividad y los encuentros agresivos sean los protagonistas constantes, no sólo en los medios de comunicación sino también en las conversaciones diarias con nuestros familiares y amigos.
Incluso una investigación de la Universidad de Nebraska sostiene que: “El 20% de los encuestados ha visto dañada alguna relación de amistad debido a desacuerdos políticos; además de que el 31.8% afirmó que la exposición a los medios de comunicación que promocionaban puntos de vista contrarios a las creencias personales fueron un fuerte motivo de exaltación o enervamiento”.
En una era donde tenemos una vida mucho más rápida y estresante, es innegable que la política puede llegar a afectarnos de forma significativa, y quizá durante el periodo de campañas no lo notemos, pero cuando nuestro empleo depende de algún partido o esperamos una nueva oportunidad que implique el triunfo o pérdida de cierto aspirante, la tensión, la frustración o la incertidumbre, pueden manifestarse física y emocionalmente.
Aún quedan días de cierta angustia, por el periodo de impugnaciones, sin embargo, debemos trabajar en nuestras emociones y buscar ayuda profesional; porque aunque consideremos que los temas gubernamentales no influyen en la salud, lo cierto es que las investigaciones han comenzado a decir lo contrario, por lo que el autocuidado debe ser esencial.
Más artículos del autor: México: presente y futuro
*Si deseas recibir mis columnas en tu correo electrónico, te puedes suscribir a mi lista en el siguiente vínculo: http://eepurl.com/Ufj3n
*El autor es consultor en temas de Seguridad, Inteligencia, Educación, Religión, Justicia, y Política.
*Los textos de nuestra sección de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la Fe.
El feminismo, una corriente filosófica y social que busca la igualdad de derechos y oportunidades…
“Y recorrió toda la comarca del Jordán, predicando un bautismo de conversión para perdón de…
El 29 de diciembre iniciaremos el Año Jubilar 2025 en las diócesis del mundo, con…
Lo que empezó en los años 20 del siglo pasado como una causa homicida, al…
‘¡Viva Cristo Rey!’ Hagamos nuestra esta frase, no como grito de guerra, sino como expresión…
El Vaticano publicó la segunda edición del libro litúrgico que contiene las instrucciones relacionadas con…
Esta web usa cookies.