¿Cuántas veces al día pasamos por alto comentarios o personas por estar con la vista y atención en el celular?, ¿de cuántos momentos que serán irrepetibles no somos conscientes por estar atrapados en un futuro que probablemente no llegue?, ¿cómo es que decimos vivir en una era interconectada, pero nos encontramos más aislados que nunca?
Cada vez observamos con mayor frecuencia a personas en eventos y conciertos tomando fotografías y vídeos, buscando a toda costa capturar un recuerdo a través del lente de un celular, sin embargo, perdemos de vista que probablemente si centráramos completamente nuestra atención, si enfocáramos nuestros sentidos y si nos permitiéramos vivir ese momento y estar presentes, no sólo lo recordaríamos mucho mejor sino con una intensidad plena y consciente.
Y es que como bien lo menciona el orador y escritor estadounidense John Kuyper: “No puedes hacer lo que ahora es importante para ti, si tu mente no es capaz de aceptar lo que está sucediendo en el momento presente”; ante un año cambiante, desafiante y cada vez más inestable, es necesario que reenfoquemos nuestra energía en el presente. Claro que las experiencias vividas nos han formado, no podemos olvidar tanto los momentos buenos como los malos, pero hoy estamos aquí y es necesario que cada una de nuestras decisiones estén basadas en un análisis real de dónde nos encontramos y cuáles son nuestros objetivos.
Desarrollar nuestra capacidad de prestar atención a lo verdaderamente importante es esencial, ésta nos permitirá incrementar la creatividad, innovar nuestro alrededor, tomar mejores decisiones, pero sobre todo, ser mucho más productivos, lo que a largo plazo se traducirá en una ventaja tanto en el ámbito personal como profesional.
Por otro lado, estar presente y en el “aquí” y el “ahora”, conlleva un increíble número de beneficios para la salud: mejora la memoria, duermes mejor y descansas, aumenta tu calidad de vida y por supuesto puedes lidiar de manera más óptima con el estrés lo que conllevará a la disminución de la ansiedad.
Es cierto que no es una tarea sencilla, que probablemente el ritmo de vida que se ha desarrollado en las últimas décadas nos impulse a querer ir “un paso adelante” pero aunque algunos lo crean poco significativo, hacer un alto en nuestra rutina cotidiana; inhalar profundo, sentir el viento en el rostro, saborear un dulce o nuestra comida favorita, fundirnos en un abrazo con la persona que amamos o escuchar un poco de música, nos permitirán bajar nuestras barreras e incluso establecer relaciones más sanas y armoniosas.
Estar presente, significa también entender que esta transformación implica volvernos más cercanos y empáticos con quienes nos rodean; hoy te exhorto a comenzar y apagar por un momento el modo automático en el que solemos vivir.
*Analista en temas de Religión, Seguridad, Justicia, Política y Educación
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