El día de ayer lunes 28 de abril a las 16:00 horas se llevó a cabo la misa en la Basílica de Guadalupe por el eterno descanso de su Santidad el Papa Francisco, esta fue presidida por Mons. Joseph Spiteri, Nuncio Apostólico en México; durante la homilía Mons. Ramón Castro Castro, Obispo de Cuernavaca y Presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano recordó que: “el Papa anunció los grandes valores del evangelio que son valores universales; la justicia, la paz, el respeto a la vida y a la dignidad humana, se atrevió incluso a proponer un pacto educativo global, ha sido un incansable apóstol de la misericordia divina, no ha dejado de dar testimonio del amor de Dios […] ha tenido el valor de denunciar la hipocresía y la corrupción en los ambientes políticos y la falta de compromiso y autenticidad en la iglesia”.

Pero además con esta misa se inician los trabajos de la CXVIII Asamblea Plenaria, la cual se llevará a cabo del 28 de abril al 2 de mayo; durante esta 120 obispos de México estarán reunidos en la sede de la Conferencia del Episcopado Mexicano.

La asamblea tiene como objetivo reflexionar sobre los desafíos sociales que estamos atravesando, la búsqueda de la paz, el amor al prójimo y la ayuda a los necesitados, pero sobre todo el acompañamiento a la familia: Sabemos que muchas familias enfrentan hoy grandes desafíos, es por eso que la reflexión que realicen nuestros pastores será fundamental para renovar nuestra misión como iglesia”.

Es cierto que ante las circunstancias cada vez más desafiantes y críticas es necesario ser conscientes de nuestras acciones y sus repercusiones, pero sobre todo renovar nuestro compromiso con la familia como núcleo esencial. La familia no es una ideología, es una realidad que nos sostiene y aunque en ocasiones nos cueste reconocerlo, es innegable que necesitamos reconstruir los lazos familiares, que éstos son uno de los pilares fundamentales a la hora de combatir temas como la violencia, el crimen, la corrupción e incluso la confrontación social.

El trabajo no es sencillo, implica, primeramente, hacer un análisis personal y genuino de nuestras acciones e incluso de aquello que hemos dejado de hacer, debemos enfrentarnos a nuestros errores y omisiones, y segundo trabajar coordinadamente porque somos muchos más los que anhelamos una sociedad que fomente el amor, la misericordia y la solidaridad.

El trabajo al interior de la familia es cada vez más necesario sobre todo ante el incremento de la violencia y el crimen, pero también se debe reconocer que la labor de los obispos y líderes religiosos es significativa por lo que las conclusiones de esta asamblea serán significativas y deberán marcar pautas a seguir.

*Los artículos de opinión son responsabilidad del autor y no necesariamente representan el punto de vista de Desde la fe.

El autor es analista en temas de Religión, Seguridad, Justicia, Política y Educación.

Simón Vargas Aguilar

Consultor en temas de seguridad, justicia, política, religión y educación.

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