Es innegable que la ciencia y la innovación tecnológica han impulsado grandes cambios, además de impactar en cada una de las diversas áreas de nuestra vida diaria; bien lo diría el político y filántropo Nelson Rolihlahla Mandela: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, y es que hoy más que nunca la educación y la cultura deben convertirse en sinónimo de resistencia y cambio.
En una era donde nos enfrentamos a problemas serios como la trata de personas, el racismo, la violencia hacia las mujeres, la disparidad en la riqueza, la salud y el acceso a las oportunidades, muchos enmarcados en un lenguaje de odio proponiendo que la discordia y el rencor permeen de forma más rápida que la compasión y el amor, es por ello que se deben tomar acciones incluso en el mensaje del Santo Padre Francisco, firmado por el Cardenal Secretario de Estado Pietro Parolin, con motivo del día Internacional de la Alfabetización, se menciona que es fundamental no acostumbrarse al vocabulario de la guerra y la discordia. A medida que aprendes a herir con armas cada vez más innobles, puedes renunciar a hacerlo; porque aprender el léxico de la paz significa devolver el valor del diálogo, de la práctica de la amabilidad y del respeto por el otro.
Hoy la educación y la cultura son un verdadero acto revolucionario, porque la cultura nos ofrece una opción distinta, nos enseña a innovar, a pensar fuera de lo enseñado; es necesario preguntarnos ¿por qué no llenarnos de lecturas en lugar de vicios?, ¿de qué forma podemos sumar a las niñas, niños y jóvenes a las filas de museos y exposiciones en lugar de a las líneas del crimen y las drogas?, ¿en qué momento nos alejamos de la búsqueda de mejorías en los sistemas educativos para acercarnos a una era marcada por el odio y la indiferencia?
Es cierto que la pandemia desaceleró el crecimiento en la ciencia, la cultura y la educación, pero también tenemos que considerar que las grandes crisis pueden convertirse en un impulso para romper paradigmas, crear escenarios y la creatividad se detona dando pie a resoluciones ingeniosas de problemas.
Este 2023, la apuesta se encuentra sobre la mesa, invitemos a conocernos a través de los personajes de un libro, a reflexionar con videoconferencias y pláticas, a disfrutar con las escenas de una película que nos haga reír e incluso en algunos momentos llorar o bien a disfrutar un paseo cultural a lado de nuestros seres queridos, porque unidos podemos hacer que lo complicado sea un poco más sencillo, pero sobre todo, no podemos olvidar que la educación, la cultura y la ciencia, con el paso de los años nos han permitido reinventar lo establecido y convertir los problemas en una oportunidad de crecimiento.
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