El próximo 1° de octubre dará inicio la administración de la primer mujer en ocupar la Presidencia de la República, quién se ha convertido en un referente, en expectación y en una esperanza que convierta las promesas en realidades.
Se debe reconocer que durante muchos años las mujeres han sido víctimas silenciosas de una marginación y hasta violencia continua y sistemática, por lo que hoy su participación en el desarrollo político se debe aceptar como un verdadero cambio disruptivo, un giro de 180° a los esquemas y prejuicios que conocíamos y que lamentablemente se habían aceptado como normales.
Por fortuna la sociedad en general ha comenzado a plantear nuevos escenarios, y un gran aliado, quien ha sido un firme defensor del cambio de época y del papel de las mujeres en la vida política, ha sido su Santidad el Papa Francisco quien mencionó: “No se puede conseguir un mundo mejor, más justo, más inclusivo y plenamente sostenible sin la contribución de las mujeres. Así que debemos trabajar, todos juntos, para ofrecer la igualdad de oportunidades a hombres y mujeres, en todos los contextos, para lograr una situación de igualdad en la diversidad estable y duradera, porque el camino de la afirmación de las mujeres es reciente, problemático y, por desgracia, no es definitivo. Se puede retroceder fácilmente”.
La Presidenta Electa se enfrenta a retos en materias como: inseguridad, crimen organizado y narcotráfico, armonizar la reforma judicial, salud, educación, generación de inversiones y empleos, reactivación del campo, migración, desplazamiento forzado, estrés hídrico, infraestructura carretera, paridad de género, atención a la niñez y adolescencia, cambio climático e incluso tendrá que atender la tensa relación bilateral que se ha gestado en los últimos días con Estados Unidos, sólo por mencionar algunos de los temas más sensibles.
Los cambios no siempre son fáciles, es probable, que en muchas ocasiones creamos que incluso entrañan más complicaciones e inconvenientes que beneficios; lo cierto es que, con el paso del tiempo, entendemos que la evolución y el progreso sólo llegan a través de las transformaciones, y éstas siempre se convierten en una esperanza, en nuevas oportunidades, en visiones innovadoras y en giros que nos permitan renovar los panoramas. Algunos de sus colaboradores han señalado que la Presidenta es una mujer comprometida, trabajadora incansable, que toma decisiones reflexivas basadas en la recopilación de datos y análisis, que tiene una escucha activa y empática, entre otras muchas cualidades. Es así que ante el aire de cambio que enfrentamos con el arribo de la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, las y los mexicanos esperamos renovar la esperanza, acabar con la polarización y cumplir con las muchas expectativas para poder alcanzar el anhelado desarrollo nacional, sobre todo porque confiamos en que, quien va a gobernar, es ella.
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