La violencia contra sacerdotes y los robos en templos revelan el riesgo de desplazamiento de lo espiritual frente a conductas delictivas, y es al mismo tiempo oportunidad para la reflexión comunitaria sobre la necesaria recuperación de lo sagrado como espacio intocable.

De acuerdo con el Reporte Anual 2024: Violencia contra Sacerdotes, Religiosos e Instituciones de la Iglesia Católica en México, presentado por el director del Centro Católico Multimedial, el sacerdote Omar Sotelo Aguilar, desde 1994 han sido asesinados más de 80 clérigos.

El sexenio con más casos fue el de Enrique Peña Nieto, con 33 entre 2012 y 2018, y el de mayor rango fue el del Cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo en 1993. A esto se suman robos a templos y profanación de objetos litúrgicos.

Un síntoma de la desacralización del espacio público, como llama a estas agresiones el sociólogo y teólogo francés Jean-Louis Schlegel. La pérdida de un horizonte de trascendencia que ha debilitado el respeto hacia símbolos representativos de algo mayor a lo profano.

Esa ausencia de respeto hacia lo santo se inscribe en un contexto más amplio de secularización y fragmentación cultural, que no solo reduce la visibilidad de lo sagrado, también debilita su capacidad de inspirar respeto en la esfera pública.

El ataque a un sacerdote o a un templo no es solo una agresión física, sino una herida profunda en la comunidad. Para muchos fieles, la parroquia es un refugio, un espacio donde encuentran consuelo en medio de la incertidumbre.

¿Qué hacer frente a este escenario? La Iglesia Católica, con su papel histórico como referente ético y espiritual, puede reforzar un trabajo comunitario para reeducar en el respeto hacia lo sagrado desde el testimonio vivo de la fe.

Los templos son, histórica y tradicionalmente, espacios que gozan de un respeto universal. La violencia es, paradójicamente, una oportunidad para reflexionar sobre lo que hemos perdido y podemos recuperar.

Como decía San Juan Pablo II: “el hombre no puede vivir sin lo sagrado”. Es hora de un esfuerzo renovado para revalorar aquello que da sentido a la vida, lo trascendente, lo sagrado, lo divino.

Salvador Guerrero Chiprés

Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX).

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