Frente a las celebraciones por el Día de la Niña y el Niño tenemos la oportunidad de refrendar un pacto familiar y comunitario para procurar su bienestar.
Para la seguridad de la niñez en espacios cotidianos, como la escuela, o en actividades digitales como las redes sociales y videojuegos es indispensable la participación de familia y comunidad, a partir de estos elementos: educación, comunicación, supervisión y colaboración.
Uno de los mejores regalos es el acompañamiento ante los riesgos potenciales tanto en el mundo real como en línea, guiarles en la importancia de proteger su información personal, cómo identificar comportamientos sospechosos y qué hacer si se sienten amenazados o incómodos.
El uso de las redes sociales entre los menores de edad ha tenido un crecimiento considerable, pasó de 39 por ciento en 2017 a 68 por ciento en 2022, según la Encuesta Nacional de Consumo de Contenidos Audiovisuales 2023.
Una muestra de 700 reportes atendidos en el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México a través de la Línea de Seguridad o Chat de Confianza, 55 5533 5533, ubica que en ciberdelitos tres de cada cinco víctimas menores de edad son niñas.
La supervisión, sin prohibición, es clave: monitorear sus actividades en línea, con quienes interactúan y los contenidos a los cuales accesan. Esto puede implicar el uso de controles parentales y la configuración de privacidad en las cuentas de redes sociales y dispositivos electrónicos; siempre con el conocimiento de ellas y ellos, así como informarles los motivos para hacerlo.
El objetivo es empoderarles para romper los ciclos de violencia y acoso, enseñarles a reconocer prácticas lesivas, una de las más frecuentes en redes, compartir imágenes íntimas.
La colaboración con la comunidad ayuda a crear un entorno seguro; escuelas, las autoridades y organizaciones son proveedores de recursos y programas sobre seguridad.
En el siglo IV, San Nicolás de Bari fue conocido por su disposición de ayuda hacia niñas y niños, por la cual es considerado el santo patrono de los infantes. Provenía de una familia acaudalada y en cuanto veía la ocasión obsequiaba a las familias bolsas con dinero para salir de su pobreza.
Por ello se convirtió en la base de la figura de Papá Noel o Santa Claus.
Como San Nicolás, desde lo personal, familiar y comunitario podemos contribuir para hacer de cada día una celebración para las niñas y los niños en un ambiente de bienestar y respeto a sus derechos.
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