La sonrisa y alegría de las y los niños al entregar un juguete de tipo bélico y elegir otro en el módulo de canje Sí al Desarme Sí a la Paz simboliza la construcción de la seguridad desde la niñez.

En el programa, iniciado a nivel federal este año en la Basílica de Guadalupe, convergen voluntades ciudadanas, eclesiásticas y gubernamentales para la generación de entornos de paz a partir de la premisa de la reducción de la violencia en cuanto se sacan las armas de los hogares.

Ahí se revela la convicción de que la seguridad es una tarea colectiva, un ejemplo contemporáneo de cooperación, con un papel central de la Iglesia Católica como actor legítimo en la búsqueda de soluciones a problemas sociales.

El rector de la Basílica, monseñor Efraín Hernández Díaz, resumió fielmente el espíritu de esa iniciativa realizada en espacios generadores de confianza, como los atrios de las iglesias: “Como Iglesia, apoyaremos siempre las iniciativas en pro de los derechos humanos, en donde se promueva el respeto a la vida, la dignidad, la paz duradera, la justicia y los valores de las personas”.

Cada arma canjeada representa una oportunidad de vida, la posibilidad de reducir la violencia en los hogares y las calles, a partir de un programa que, como lo mencionó la Presidenta Claudia Sheinbaum en el arranque de la estrategia nacional, “va a hacer historia para enseñarle al mundo entero que en México estamos construyendo justicia y estamos construyendo paz”.

Al utilizar los atrios como espacios para estas actividades, se busca aprovechar la confianza y legitimidad de la Iglesia entre la población, así como impulsar la participación ciudadana al ser lugares que por su significado ayudan a eliminar el estigma asociado a la posesión de armas.

La seguridad personal y comunitaria es uno de los principales anhelos de la sociedad, aunque no basta solo con desearlo, es necesaria la intervención de todas y todos en un compromiso por el bien común, por la generación de espacios —como lo enlistó la Arquidiócesis Primada de México en los 12 deseos para el 2025— donde las familias puedan vivir sin miedo y las calles, hogares y espacios públicos sean sitios seguros.

Un objetivo compartido con las autoridades y enfatizado por la Jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Clara Brugada, al acompañar en el atrio de la Basílica a la Presidenta Sheinbaum y a Monseñor Hernández Díaz: “Queremos una generación de niñas y niños sin armas y sin violencia”.

Desde el atrio se construye paz y seguridad.

Salvador Guerrero Chiprés

Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX).

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