En la era de los algoritmos al padre se le celebra ya no con corbatas ni palabras solemnes, sino con claves, filtros parentales o conversaciones sobre privacidad en redes sociales. El papá ahora actualiza antivirus, revisa historiales de navegación y, sobre todo, escucha.

En este nuevo territorio, la paternidad tiene una nueva forma de ejercer su presencia: vela por el entorno digital, donde se pone en juego la seguridad y, muchas veces, la integridad de las y los más jóvenes.

En México, más de 100 millones de personas usan internet, lo que equivale al 83.1 por ciento de la población, según la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (ENDUTIH) de 2024.

Estas cifras son reflejo de un nuevo paisaje social presente en el núcleo familiar. Niñas, niños y adolescentes transitan cotidianamente por espacios virtuales donde la identidad, palabra y tiempo adquieren otras dimensiones.

Según el Instituto Federal de Telecomunicaciones, el 69 por ciento de las y los menores de edad utilizan redes sociales. Además, se estima que el 71 por ciento tiene acceso a videojuegos.

Bajo este contexto, el padre de familia—quien durante siglos fue visto como proveedor y guía— ha transformado su lugar. Ahora es quien administra contraseñas, instala filtros, conversa sobre riesgos de compartir información personal, modera el tiempo frente a las pantallas, y, sobre todo, enseña con el ejemplo cómo vivir de forma ética en un mundo donde lo visible y lo oculto se cruzan a cada instante.

Esta presencia —austera, paciente, perseverante— recuerda a la figura de San José, proclamado por el Papa León XIII como patrono de los padres de familia. José vivió una paternidad sin protagonismo. Su ejemplo ilumina el modo como muchos papás actuales ejercen su rol: sin estridencias, sin búsqueda de reconocimiento, con la firmeza del que sabe que el cuidado verdadero se expresa en la atención y detalles cotidianos.

En tiempos donde el acceso digital es casi universal, formar en lo tecnológico equivale a construir seguridad. La supervisión de redes sociales, selección de juegos adecuados, uso de plataformas educativas y creación de normas claras, son formas modernas de presencia en el cuidado y la educación de miembros de la familia.

En el marco del Día del Padre, reconocer este compromiso es también un acto de justicia. Cada decisión tomada para resguardar a las y los hijos en su vida digital, habla de una vocación que se adapta sin perder su esencia: guiar, proteger, sostener. En esa tarea, las líneas del C5, como el 089, son un aliado ante la denuncia anónima.

Así, entre algoritmos y pantallas, la paternidad emerge en nuevos términos, con la misma efectividad de un firewall.

Salvador Guerrero Chiprés

Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX).

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