Jacinta elige con esmero los hilos para su telar de cintura: color, textura, resistencia. La adecuada combinación le permitirá tejer los caminos de mesa vendidos en un pequeño local del mercado del centro de Oaxaca, donde la conocí.
La mujer mixteca aprendió ese arte de su mamá y ella, a su vez, de su madre. El conocimiento del tejido ha pasado de generación en generación; Jacinta lo heredará a su hija. En su familia y comunidad tienen muy presente el significado de tejer: las hebras entrelazadas son como personas unidas, fortalecidas en la relación con otras.
El tejido es una práctica ancestral trascendente a la producción de textiles; es un símbolo poderoso dentro de las comunidades, donde se mezclan identidad cultural, cohesión social, transmisión de conocimientos y expresión artística.
Simboliza la interconexión y las relaciones humanas. Los hilos entrelazados representan lazos y vínculos que unen a personas. Las comunidades son, desde esta perspectiva, un gran telar donde cada integrante, más allá de su color, características y perfiles, es vital para su cohesión y desarrollo.
Esta concepción está por encima de diferencias. El tejido es una expresión democrática, donde el bien común representado en el textil final es producto del trabajo de la o las personas tejedoras, coordinadas en la integración de los hilos.
Así como Jacinta piensa en su comunidad cuando está frente al telar, la ciudadanía tiene ahora la oportunidad de tejer consensos, más allá de las diferencias políticas manifiestas en el reciente proceso electoral, donde Claudia Sheinbaum resultó electa como la primera Presidenta de la República, y Clara Brugada, Jefa de Gobierno de la Ciudad de México.
En la democracia, las mayorías y minorías son tan inevitables como necesarias. La construcción de consensos requiere respeto mutuo, así como a las reglas del sistema. Ese es el tejido social.
Este sábado se celebra el Día Mundial de Tejer en Público, una iniciativa creada en 2011 con el fin de promover esta actividad favorecedora de la socialización. De diferentes formas, las y los ciudadanos podemos ser tejedores de armonía, cohesión, progreso, bienestar, desde la familia y la comunidad.
Santa Ana, la madre de la Virgen María y abuela de Jesús, es considerada la patrona de las y los tejedores y quienes trabajan con telas; suele representarse junto a su hija tejiendo, como símbolo de la transmisión de valor familiares.
Es momento de tejer juntas y juntos.
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