Artabán tiene más de dos milenios de historia; Luce comienza la suya. Cada uno es fuente de fuente de inspiración y conexión de la comunidad con valores como la generosidad, solidaridad y fraternidad.

En la tradición cristiana, una leyenda poco conocida añade una dimensión conmovedora al relato de los Reyes Magos, la de Artabán, un sabio de Persia quien como Melchor, Gaspar y Baltasar vio la estrella que anunciaba el nacimiento del Mesías. Aunque no llegó a conocer a Jesús, es una poderosa lección de altruismo y sacrificio, inspirador de actos de bondad.

Decidido a seguir la estrella, el mago preparó tres valiosos regalos: una esmeralda, un rubí y una perla. En su camino a Belén, encontró personas necesitadas, a quienes regaló las joyas. Una enseñanza del verdadero sentido de la fe y compromiso con quienes más lo necesitan.

Ese principio puede inspirar a construir espacios más solidarios, a partir de la premisa de que sin comunidad no hay seguridad.

Con la distancia debida, en tiempo e impacto, la elección del Vaticano de presentar a Luce como su mascota oficial en un mensaje innovador y profundamente simbólico para conectar con niñas y niños. El anime, cuyo nombre significa “luz”, representa los valores cristianos de esperanza, amor y unidad.

Es una figura amigable y una guía que invita a reflexionar sobre cómo las acciones, aunque pequeñas, pueden hacer una gran diferencia en la comunidad. Con su mensaje inclusivo, enseña la relevancia de gestos concretos de y servicio hacia las demás personas.

La conexión entre la historia de Artabán y la misión de Luce es evidente: ambos llaman a redescubrir la importancia de hacer comunidad en temas en apariencia tan sencillos como la seguridad en el espacio vecinal o el apoyo ante situaciones de emergencia.

Desde lo comunitario tenemos la oportunidad de convertirnos en reinas o reyes magos con actos de solidaridad, empatía o apoyo. Por ejemplo, una llamada oportuna —a números como el 911, 089 para la denuncia anónima o *765 en casos de violencia contra la mujer— puede significar la diferencia entre la vida o la muerte.

La leyenda de Artabán y la figura de Luce nos invitan a reencontrar el núcleo del mensaje cristiano: el amor al prójimo. Inspirados por su ejemplo, podemos construir comunidades más solidarias y seguras.

Salvador Guerrero Chiprés

Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX).

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