La más emocionante y antigua de las tradiciones en Santiago de Compostela es el Abrazo del Apóstol, una costumbre del siglo XIII en la cual las y los peregrinos abrazan por la espalda la estatua del santo.

Ese momento ha sido interpretado como la gratitud por la paz encontrada o la llegada a un destino, como lo escribe el poeta colombiano Álvaro Mutis en Nocturno en Compostela: “Aquí estoy, Boanerges (sobrenombre empleado por Jesús con Santiago y Juan, hijos de Zebedeo), sólo para decirte / que he vivido en espera de este instante / y que todo está ya en orden”.

Parece uno de los actos más simples y comunes, sin embargo, esa muestra de amor es de las más grandes y generadora de seguridad y confianza.

Este 21 de enero se celebra el Día Internacional del Abrazo, impulsado desde 1986 por el psicólogo Kevin Zaborney, de la Universidad de Michigan, quien estudió la escasez de expresiones de afecto y el estrés. Su conclusión: entre más abrazos recibidos, mejor salud mental, emocional y física.

Este acto transmite seguridad, sensación de protección, aumenta la autoestima, tiene un efecto tranquilizador y alivia el dolor. Fomenta el vínculo familiar y crea un sentimiento de unidad y felicidad por pertenecer a un grupo.

Biológicamente dispara la producción de oxitocina, serotonina y endorfinas, hormonas relacionadas con la sensación de bienestar y felicidad, y contrarresta el efecto negativo de otras como el cortisol y la adrenalina vinculadas con las situaciones de estrés.

Ante un mayor interés por la salud emocional, como lo constata el incremento en las atenciones del Consejo Ciudadano de la Ciudad de México a través de la Línea de Seguridad o Chat de Confianza, 55 5533 5533, tenemos la oportunidad de proporcionar a las personas más cercanas un momento de tranquilidad, de abrazarlas para hacerles sentir que no están solas.

La tradición del Abrazo del Apóstol, realizada cada día en ese espacio conocido como el camarín en la catedral de Santiago, surge ante la necesidad de sentir la cercanía física del santo tras el esfuerzo de la peregrinación. Para algunas personas es la ocasión para musitar una súplica o deseo, para otras, unos segundos de una emoción profunda.

Esta fecha es ideal para fortalecer nuestra capacidad de abrazar y ayudar a sanar las emociones.

Salvador Guerrero Chiprés

Coordinador del Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano de la Ciudad de México (C5 CDMX).

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