Hace diez años el 13 de marzo de 2013, fue elegido el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, Sucesor de Pedro y Sumo Pontífice de la Santa Iglesia Católica; entre quienes lo conocíamos (un servidor desde el 2001), surgió una enorme y esperanzadora expectativa, que día a día vemos concretada, tanto en sus enseñanzas como en sus actividades pastorales.

Deseo compartir mi positiva percepción de estos diez años, para ayudar a clarificar los frecuentes señalamientos, que resaltan las diferencias personales de los Sumos Pontífices, y olvidan examinar la continuidad magisterial, que han expresado en su enseñanza, en particular los Pontífices del Siglo XX, actualizando la doctrina sin ruptura alguna, respondiendo a los contextos socio- culturales, y a los desafíos que les va tocando afrontar.

Expreso estas breves reflexiones, consciente de la crítica injustificada y superficial, que algunos grupos de Iglesia han promovido, dañando a la comunión eclesial, y al amor y a la obediencia al Sucesor de Pedro.

La instauración del Sínodo de los Obispos, realizada por el Papa Paulo VI, inmediatamente después del CV II, refleja ya la mirada, la orientación y la recuperación de la vida sinodal de la Iglesia en sus orígenes. La expresión que Paulo VI lanzó después del CV II: “Edificar la Civilización del Amor” dio pie, en mi opinión, a la convocatoria de Juan Pablo II a una “Nueva Evangelización” nueva en su ardor, en su método y en sus expresiones.

La cual se ha visto desarrollada por el Papa Francisco, llamando a la “Conversión Pastoral” para suscitar el ardor evangelizador; la “Sinodalidad” convocando a las Iglesias Particulares para caminar juntos, favoreciendo la “Espiritualidad de la Comunión”; y promoviendo “la Iglesia en Salida” para concretar una “Iglesia Misionera”.

Lo anterior teniendo en cuenta las enseñanzas del Magisterio del Papa Benedicto XVI en sus Encíclicas: Con la clara intención de dinamizar la Fe con la Conversión del Corazón; de generar una Esperanza tangible que nos fortalezca para afrontar los sufrimientos y adversidades; y una Caridad que llegue a los más pobres.

Con el Papa Francisco hemos caminado hacia una Iglesia Sinodal, que retoma el camino de la Iglesia en sus orígenes, capacitándola para expresar que su función Institucional, es para servir a la sociedad: escuchándola; discerniendo en común para encontrar las respuestas a las necesidades; y propiciando la solidaridad y la subsidiaridad en las relaciones interpersonales, en los diversos niveles de la vida.

Por este camino y con el testimonio de sus actividades, el Papa Francisco está conduciendo a la Iglesia para que asuma y viva las orientaciones doctrinales y pastorales del Concilio Vaticano II; para que la iglesia sea capaz de ofrecer respuesta a los grandes desafíos del mundo actual.

Gratitud a Dios Padre, por el don concedido a la Iglesia en la persona del Papa Francisco. ¡Que Dios nos siga bendiciendo en comunión con el Papa Francisco!

Cardenal Carlos Aguiar Retes

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